domingo, 28 de marzo de 2010

La sabiduría del autoengaño

Por: CARLOS MONSIVÁIS

Nada más lógico y, a su modo, más aleccionador, que la estrategia de persuasiones de los más calificados y autocalificados funcionarios del Gobierno Federal. Si hemos de traducir este sistema, describámoslo así y dejémoslo así: "A la sociedad o al pueblo ya no se le convence, ha perdido el don divino de la credulidad, y, o no están informados de nada, o se nutren de Internet, radio, incluso noticieros de televisión, celulares o twitters. Y los que no, ni se enteran ni les importa, y con dificultad saben el nombre de alguno de nosotros, lo que llamamos aquí analfabetismo onomástico. Entonces, ¿a quién persuadir?, pues a los más enterados, a los más competentes, a los que rigen los destinos de la nación, nos referimos naturalmente a nosotros mismos. De esta manera nuestra estrategia mediática y nuestras redes sociales se dirigen a ese objetivo maravilloso: convencernos a nosotros mismos. Si logramos eso, lo demás ya no importa. Hablamos para oírnos y, sin broma alguna, la técnica es de una gran profundidad: el que persuade a las élites, persuade a lo más elevado del país. Por eso al autoengaño, como le dicen los resentidos, es la manera más solidaria y eficaz de ir avanzando en el Gobierno".

Desde fuera, el asunto se podría ver distinto: un laberinto de afirmaciones que indignan de forma sistemática, pero efímera, ya que las siguientes expresiones de los poderosos irritan aún más. Influido por esta táctica, me explico para entenderme. No ves que los altos funcionarios (la altura se mide por el salario real, las prestaciones, la importancia que se les concede y el número de fuerzas de seguridad que los acompañan) crean en lo que dicen. Esto sería abusar de su candor. Más bien, el procedimiento va así: el funcionario declara a sabiendas de que nadie le va a creer y en la ruta hacia la decepción con este pueblo ingrato, oye y lee sus propias palabras y queda encantado. ¿Por qué no se le habrían ocurrido a él primero? Luego, al ver las cuantiosamente reproducidas en los noticieros y en los periódicos se anima por completo. Vaya que tengo razón, me lo confirma ese alto funcionario que, por coincidencia, lleva mi nombre. A los críticos no los lee porque eso sería un desgaste visual innecesario.

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No estoy ironizando ni haría falta tratándose de la cadena de acontecimientos interminables y veloces que, cuando no queda otra, nos usa de testigos. Cómo explicarse de otra manera que el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, hable del fuego cruzado en el combate en el Tec de Monterrey y afirme como si a alguien le constara que los estudiantes asesinados habían estado del lado bueno y por ello los habían ultimado los sicarios. No le importa lo realmente ocurrido, el despojo de las identificaciones, el secuestro de los videotapes del Tecnológico, la granada que destrozó a uno de los jóvenes, la imposibilidad de que hubiesen sido los narcos. Todo eso pertenece al reino de lo inconvincente, y esto no lo dice en serio como funcionario del ramo, lo dice y muy en serio como primer oyente y lector de las palabras del secretario de Gobernación. Y luego va rectificando, no por que rechace lo sucedido, sino porque en el laboratorio del autoengaño, que es la primera función gubernamental, se inventó una sección llamada "Desmentidos por si acaso" y allí, en vez de las pruebas de balística que debieron ser lo primero, se acude ahora al cotejo de versiones, aunque la primera es la mejor y es la única. Si por casualidad resulta que los soldados asesinaron a los estudiantes, el secretario dirá: "Siempre dijimos que había culpables".

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Tómese el ejemplo del secretario de Economía, Ernesto Cordero, podría decirse con amargura que es un accidente su profesión de economista, su verdadero oficio es el de ilusionista a la antigua, de ésos de las ferias donde hacía su debut la inocencia infantil. Nada por aquí, nada por allá, no es una crisis lo que están ustedes viendo, señores, señoritas, jóvenes, personas adultas que me hacen favor de seguir mis movimientos y la conducción de la economía, fíjense bien, no le crean a sus sentidos, hijos del mal y la frustración, crean en lo que les digo, no vean lo que ganan, ni los índices del desempleo, ni la quiebra de pequeñas y medianas empresas, ni lo que dice el INEGI sobre febrero de 2010, el peor tiempo de la recesión, ni ninguna de esas vaciladas, no señores, señoritas y demás edades, júntense para no perderse mis palabras, aunque luego las repita igualitas, fíjense lo que les digo, no le den vueltas, la economía se ha recuperado casi todita, es un milagro de los que hacían antes para prestigiar la nueva religión, la economía levita, el Gobierno multiplicó los caudales y los platos de lentejas, fíjense bien, ayer había una catástrofe, hoy el peso camina sobre las aguas.

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El secretario del Trabajo Javier Lozano ofrece con alegría desdichadamente no contagiosa, su proyecto de reforma laboral: "No le den vueltas, sujetos a los que nunca llamaré amigos porque mi puesto no es una tienda de condescendencias. Lo que el Gobierno les ofrece es respetar con puntualidad ciega la Constitución, pero estableciendo leyes aparte para no tocarla y sí modernizarla. ¿Qué prefiere el desempleado: que no lo pongan a prueba un tiempo indeterminado para que si no funciona de acuerdo a los criterios de la empresa lo corran con el salario anterior al mínimo? ¿O tener que trabajar en las calles incorporado a la economía informal que es la que le da la oportunidad al Gobierno para decir que ha creado tantos empleos que ahora se piensa en exhibir desempleados como especie en extinción? A ver, legisladores, sindicatos y frentes auténticos, no se opongan a las bondades de la explotación, opónganse a las iniquidades del comunismo subversivo. Con la reforma laboral que proponemos, y que es la justa porque es la que a nosotros nos convence, se acabarán muchos problemas, para empezar la existencia de problemas, ese invento de los desocupados. Por ejemplo, se acabarán los chistecitos sobre la huelga de Cananea que sólo rima con Jorge Larrea, ya los delincuentes que ocupan las instalaciones lo saben: o se salen de allí o se meten, y no por su propio pie a unos galerones donde no podrán escavar porque no se permiten las fugas. A los del SME que no se les vaya a ocurrir poner diablitos en sus casas porque una infracción del suministro eléctrico será condenada a 30 años sin luz, ya saben: "Si tú no eres represivo, lo que pasa es que a ti no te engañan con pancartas de protesta, tú lees lo que te traen tus asesores, lo estudias cinco minutos y lo firmas convencido de que has hecho lo justo porque de otra manera no serías tú".

Gracias a la estrategia del autoengaño el Gobierno duerme en paz y las instituciones ya no tienen por qué lavar ajeno.

domingo, 21 de marzo de 2010

Un alegato a favor de los subtítulos

Un alegato a favor de los subtítulos
Por: CARLOS MONSIVÁIS

Atiéndase la plegaria de los grandes protagonistas de este melodrama de estafas a la nación, el rezo confusamente cívico de Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México y causante del conflicto donde el PRI y el PAN se alían, se pelean y se denuncian, todo por ese año tan peleonero, 2012. Peña Nieto se sintió en la necesidad de acudir a su carisma para suspender la batalla, los comentarios, los análisis políticos y el mero rumor maligno. Así lo dijo: "No es momento de debates. En este momento de gran crispación política, de gran encono político, de grandes diferencias que se han venido presentando hoy entre partidos y entre actores políticos, entre las distintas fuerzas... Tenemos que mirar más allá de estas diferencias, más allá de estos enconos que no deben entramparnos en un debate que no nos lleva a ningún lado". (Nota de EL UNIVERSAL, 10 de marzo de 2010)

¿Alguien habrá pensado en un sistema de traducción simultánea de lo que dicen los políticos, no de lo que quieren decir, algo que pertenece al insondable reino de la conciencia, sino de lo que dicen? El inventor de este sistema tendría garantizada una clientela amplia y entusiasta. ¿Qué quiso decir Peña Nieto? En primer lugar, quizás aludió (el quizás es inevitable en estos casos) a la contienda y a la crítica numerosa que despertó el pacto gracias al cual, y a cambio del apoyo a la reforma fiscal de Calderón, el PAN se comprometía a no aliarse con nadie en las elecciones de 2011 en el Estado de México. Pero a nada de esto se refieren las palabras de Peña Nieto. ¿De dónde saca el futuro ex presidente (Peña Nieto dixit) su idea del enmudecimiento patriótico? Con que éste no es momento de debates sino de saltarse las diferencias, meter los enconos al refrigerador, extirpar los desacuerdos y aceptar que la patria lo que quiere de sus políticos es una hilera de abrazos, perdóname si te ofendí, compadre/me disculpas, pero es que andábamos todos muy alebrestados por los líos del Cruz Azul/Sí, a todos se nos pasó la mano, pero qué bien hace Enrique Peña en llamarnos a la unanimidad/los mexicanos somos y seguimos siendo una gran nación porque en los momentos de crisis renunciamos al debate.

Al revisar los acontecimientos de la cámara, lo que más llama la atención no es el intercambio de epítetos, ni la transformación de un órgano colegiado en un coro de agresiones, ni la denuncia de los diputados priistas que le adjudicaron a Felipe Calderón el robo de la Presidencia ("¡Espurio!"), ni la diputada panista que le achacó a Enrique Peña Nieto un uxoricidio (ver diccionario), sino la urgencia de subtítulos, la necesidad de subtitular casi todas las intervenciones para que quienes las emiten sepan algo de lo que están diciendo, y los que las oyen o las leen vayan enterándose del contenido de la política en uso. Lean "El documento que garantizaba el apoyo del PRI y la colaboración del PAN en la elección de 2011 en el Edomex, se firmó el 30 de octubre de 2009 y se divulgó el 4 de marzo de 2010: Las partes se obligan a revisar conjuntamente la normatividad jurídica que regula la formación y funcionamiento de las coaliciones electorales y, en su caso, promover las reformas correspondientes, a fin de evitar que dicha figura sea utilizada como instrumento de coyuntura electoral. Al efecto deberán considerar, entre otros, criterios de temporalidad, compatibilidad ideológica (sic) y cobertura territorial mínima".

¿Qué quiere decir el texto de este convenio? Algo tan enredado que las palabras se estrangulan por su cuenta, un caso de suicidio verbal. Y como ya pasó la traducción simultánea, es un derroche de tiempo intentarla, es mejor, como se ha dicho, acudir a los subtítulos. En el caso anterior irían así: "Los contrayentes harán caso omiso de lo que digan las leyes electorales, que para el caso, y por si alguien se molestase, avisar que en la fecha correspondiente se darán las reformas pertinentes para que la crítica insistente se calle por inoperante. Téngase en cuenta que este pacto es nomás por ahorita, en 2012 ya no tendrá sentido ausentarse de las elecciones de 2011. Por lo demás, el pacto ha de durar el tiempo necesario para que Peña Nieto llegue a la Presidencia, el PAN y el PRI se hermanen para la destrucción de las libertades civiles y se demuestre que el Estado de México no ocupa la totalidad del territorio". Se dirá que es mucho texto, pero nadie lee ni los pactos ni las interpretaciones bien intencionadas.

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Hablar para escucharse, y desprender del tono de voz la ideología profesada (los gritos o las voces que abren rumbos en el cielo patrio son compromisos del alma consigo misma). Beatriz Paredes, lideresa histórica del PRI, explica a los diputados de su bancada por qué no informó del acuerdo firmado con César Nava, (nota de Enrique Méndez y Roberto Garduño, La Jornada, 10 de marzo de 2010): "Siempre habrá alguien que quiera manipular con una nota de primera plana o cambiar una nota de ocho columnas. Por eso no les digo nada". Acúdase otra vez a los subtítulos: "Si les digo algo en confianza, les va a dar por el chisme, que es la pasión pública de los políticos (la pasión secreta es negar que fueron ellos los difusores); si les confío algo importante, el que ustedes lo sepan lo convierte de inmediato en algo banal; si le apuesto a su discreción estaré arando en la tierra, acción ya más difícil que arar en el mar. Así que me conformé con no decirles nada, garantizando así que los chismosos serían otros. ¡Ya ven! Los salvé de que les dijeran boquiflojos". Se diluye otra vez enfrentar las consecuencias de un hecho tan patético y tan francamente ilegal. Que la historia, que viene detrás, pague.

¿Para qué se necesitan los subtítulos? Entre otras cosas, para mejorar la relación entre los gobernantes y los gobernados, para evitar que estos últimos digan que no agarran la onda. Recuerden un segundo encuentro de Felipe Calderón con los habitantes de Ciudad Juárez, muy seleccionados y rigurosamente vigilados. A su manera, Calderón desestimó el enfrentamiento (crónica de Mayolo López, Reforma, 18 de febrero de 2010): "La verdad es que yo en mis tiempos también era muy bravo, esto hay que decirlo: entonces uno encuentra en la vida las compensaciones que necesita. Vamos a dejarlo así".

¿Qué quiso decir? Aquí van los subtítulos: "Ustedes son como niños o como adolescentes, y son bravucones porque tienen un papá que los defiende, que en este caso soy yo. Pero el 'nos vemos a la salida' pertenece a la adolescencia, etapa de la vida sin la cual no hay juventud y, viéndolo bien, tampoco madurez, requisito indispensable para la senectud. Todo en la vida es compensación, nacer compensa por el hecho de morir, divorciarse compensa por el hecho de casarse, aplaudir compensa por el fastidio de oír un discurso político. Vamos a dejarlo así".

En eso quedamos, la solución de la clase política es la existencia institucional de los subtítulos. De esa manera nadie se llamará a engaño, lo que oyó o leyó tiene algún sentido, pueril si se quiere, pero sentido al fin.

domingo, 14 de marzo de 2010

La divina pléyade

Por: CARLOS MONSIVÁIS

El espectáculo se centuplica. Se discute el pacto que a lo mejor fue secreto durante 24 horas donde el PAN se abstenía de aliarse con el PRD en el Estado de México y el PRI se comprometía al apoyo de la reforma fiscal de Calderón. Eso fue el principio durante dos o tres días, y luego la Cámara de Diputados se convirtió en un reality show, con la peculiaridad de la demolición del sonido, una legión se precipita al encuentro de la frase que no llega sustituida por un triste lugar común, los oradores repiten una y otra vez lo que hace un siglo quizá era una novedad, los legisladores atienden muy a ratos, el fastidio retumba, cada diputado procura sentirse aludido para intervenir "por alusiones personales", las interpelaciones son la prueba, la única al alcance, de que alguien escucha, las descalificaciones se emiten en pro del carácter teatral de la política.

Alguien le atribuye al opositor lo que éste no dijo, pero podría decir, o lo que éste sí dijo aunque ya lo había dicho antes; los participantes procuran indignarse para extraer de su repertorio la respuesta iracunda que los justifique ante la historia o ante otro periodista que esté presente. En materia de citas, el personaje ubicuo de estas sesiones no es el PAN ni el PRD ni el PRI; es el "agente social" siempre mencionado desde el siglo XIX, el Pueblo, la entidad que sólo cobra forma si un diputado la evoca con tal de conmoverse y ganar tiempo para ver si encuentra el tema que justifique su presencia en tribuna.

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Así va la retahíla en un debate a mil caídas en la Cámara de Diputados:

-¿Qué cuentas le vamos a dar al Pueblo?/ Aquí falta entre nosotros el que tanto esperó de nuestra presencia y el que ahora le damos igual aunque lo representamos vivo o muerto, hablo del Pueblo, señores, a él me refiero, compañeras./ El triste espectáculo que estamos dando nos obliga a pedirle perdón a los que sufren, a los que no tienen empleo, a los que no consideramos en esta lucha, al Pueblo que tanto confía en nosotros y al que tanto hemos desconocido./ Es una vergüenza lo que aquí sucede, nos peleamos y perdemos el tiempo que deberíamos usar para crear empleos...

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Lo más penoso del asunto es la calidad de las intervenciones. A diferencia de otras legislaturas, esta vez, en su mayoría, no vienen de la relación con colectividad alguna, muchos hacen planes por si no ligan algo en 2012, por lo menos terminar su doctorado, no son pocos los que han tenido (y tienen) empresas bajo su responsabilidad, un buen número egresó de universidades privadas, han sufrido con la dignidad del héroe las acusaciones de enriquecimiento ilícito, son hijos de la Generación del Esfuerzo Para Qué, ya no hablan tanto de sus compadres sino de sus compañeros de generación. Y responden a las ventajas del destino con el gesto de suficiencia que tan adecuadamente capta la cámara de televisión...

Lo más común: cambiaron a los seguidores por los asesores y a los maestros por cursos en dvd, localizan sus escuelas de conducta política casi sin darse cuenta, educan su voz en la escuela del hablar recio y sin noción alguna de ritmo, creen ser irónicos cuando que ni siquiera se asoman al sarcasmo, manejan sus manos en tribuna como si duplicaran los gestos de los oradores de 1940, lanzan su mirada vigorosa para dominar a la muchedumbre que va a llegar tarde. Son políticos porque de algún modo debe llamárseles, se entrenan en pos de la furia instantánea que brota al subir a la tribuna o al intervenir desde sus curules, y pertenecen al tiempo político ignorante de la forma y vacío de contenido.

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La hora de los sacrificios rituales. Los priistas descubren casi al unísono el origen de la ingobernabilidad: Calderón proviene de la ilegitimidad, él se robó las elecciones; los panistas se entusiasman ante las fragilidades de Peña Nieto, el gobernador de vitrina. Una y otra vez priistas, panistas, perredistas y petistas se cercioran de que el país o la sociedad o el sistema político se están viniendo abajo. Lanzan voces de alerta y en donde pueden instalan el abismo y previenen: por aquí no debe avanzar la Patria, aquí fue donde la impunidad mató a los valores que nos quedaban, si damos un paso más la nación se quedará sin sus defensores más aguerridos. Insisten: lo que estamos viviendo en esta Cámara y en este sistema de partidos es insoportable, ignominioso. Abundan los rostros del ceño patriótico y la risa sin antecedentes ni consecuencias. El tedio unifica y la necesidad de sacudir a la nación aleja los bostezos.

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La novedad no es el agotamiento del discurso, el término inevitable; la novedad es la certeza de que alguien, en este momento, quizá en alguna oficina de Gobierno, posiblemente en el cubículo de un politólogo, está viendo la transmisión en vivo en el canal del Congreso. Se le ceden al equipo televisivo las responsabilidades de la historia, aunque a media hora de iniciada la transmisión la historia sale del recinto y sólo quedan, qué fastidiosos, los deberes partidarios y los gestos de personalidad iracunda por si la cámara los busca. La dirigente del PRI en la Cámara se aburre intensamente aunque, quizá, no evita dar noticia de su ánimo consternado. Los panistas se burlan del gobernador que quiere ser Presidente; los priistas sacan a relucir el fraude de 2006; los mensajes inaccesibles al ignaro (yo, por ejemplo) cruzan y se alojan en donde se debe; la antigua noción de respeto a los poderes yace indefensa.

¿Qué se vive? Elija usted, tú eliges: ¿el fin de una época, el fin de un sistema, el fin de un falso sistema parlamentario, el fin de la política que los analistas desentrañan cada semana, el fin de las oposiciones y las imposiciones leales, el fin de la eficacia de la mentira "en lo oscurito", el fin de artículos indagatorios como el presente? Las especulaciones van de un lado a otro, nadie apuesta por temor a ganar, sube a la tribuna el diputado a fin de cuentas anónimo, baja de la tribuna el brioso legislador al que nadie felicita, los politólogos de oficio y los improvisados hacen cálculos sobre el vencedor aunque nadie duda de la identidad del vencido: la sociedad. Mira que pactar para denunciar, ahora viene la hora del polígrafo (¿no sería más adecuado un sismógrafo?), la mera idea de someter a la clase política a la prueba de la verdad es tan angustiosa que notifica la distancia que hay entre una etapa de la demagogia donde los conceptos vibraban como si fueran fuegos de artificio, y otra etapa del descaro impune donde no hacen falta los conceptos, ya sustituidos por las acusaciones.

Si hay tal cosa como la nota roja de las intervenciones, los denuestos y las imputaciones. Las sesiones en la Cámara de Diputados son de la nueva nota roja, donde no hay que buscar al culpable sino al inocente, que varios habrá, incluso en esta legislatura. Un diputado del Estado de México afirmó: "Peña Nieto vendrá a esta Cámara a tomar posesión en 2012". Los panistas defienden con algo parecido a la tibieza a Felipe Calderón. ¿Qué caso tienen las pruebas de lealtad exacerbada en el instante del abandono colectivo de la racionalidad democrática?

lunes, 8 de marzo de 2010

El ejercicio de la memoria a través del olvido

Por: CARLOS MONSIVÁIS

El 30 de octubre de 2009, en un acto ungido por la credibilidad de las instituciones electorales, que desde el IFE y desde todos los tribunales electorales disponibles, bendicen la unión, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, y el secretario de Gobierno del Estado de México, Luis Enrique Miranda, atestiguaron el pacto entre el PRI, representado por Beatriz Paredes, y el PAN, comandado por César Nava, en uno de los descansos de su campaña contra las bodas de la semejanza. En el convenio el PAN y el PRI se comprometen a abstenerse de formar coaliciones electorales en el Estado de México (para las elecciones de 2011), con otros partidos cuyos principios e ideología sean contrarios a los que sostienen en sus declaraciones de principios. El pacto, no necesariamente parecido al de Ribentropp y Molotov en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, tuvo como base la obligación del PRI de apoyar en sus términos, en el Senado, la Ley de Ingresos previamente aprobada en la Cámara de Diputados.


Según Nava, recientemente nombrado "panista histórico", por una encuesta donde lo situaba en primer lugar como posible candidato a la Presidencia, el PRI incumplió el acuerdo, ya que el 5 de noviembre de 2009 sólo ocho de los 33 senadores priistas permanecieron en el salón de plenos, absteniéndose de votar a favor de la Ley de Ingresos. Nava, con el júbilo del político descubierto fuera del pedestal, concluyó su viaje alrededor del ridículo: "Ante el flagrante incumplimiento del PRI, el acuerdo quedó sin efecto alguno". ¡Qué tristeza! Tan bien que se iba en el camino de allanarle a Peña Nieto los pequeños escollos, tan bonito que se veía la repartición del poder: "El Estado de México para ustedes; la reforma fiscal para nosotros".

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A César Nava se le pueden achacar muchos defectos, pero no, en modo alguno, la posesión de virtudes de liderazgo, con carisma adjunto en ocasiones de contento. Véase su entrevista del 4 de marzo:

"- ¿Por qué mintió a la opinión pública al declarar que no había firmado acuerdo alguno o pacto con el PRI, y por qué no se notificó al Comité Ejecutivo Nacional del convenio?

- En primer lugar, este acuerdo no fue puesto en el conocimiento del CEN, precisamente porque el incumplimiento del PRI lo hizo innecesario. Estaba contemplada la posibilidad de hacerlo del conocimiento del comité nacional para su eventual aprobación; sin embargo, al quedar sin efecto, al quedar sin vigencia ni validez alguna, no fue necesario hacer esta presentación. Por otra parte, es cierto que en un primer momento no hice pública la firma de este acuerdo. Lo hice por respeto al principio de confidencialidad que rige esta clase de relación y de acuerdos políticos".

Es arduo elegir el adjetivo que le conviene a Nava, el político: sagaz, bravío, inocente (traicionado), paciente (en cuanto a la información que le debe a su grey), astuto... Véase lo que consigue: aceptar que mintió; reconocer que no informó a los suyos porque no los quería afligir con la historia de una traición; considerar eterna la confianza en él depositada; manejar con habilidad póstuma los plazos del entusiasmo por la hazaña maniobrera o de la autocrítica por el fracasito; traer a cuento "el principio de confidencialidad", inaplicable en casos de violación de la ley electoral. Y según él, lo hizo todo solito, sin consultarlo con presidente alguno.

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Beatriz Paredes reconoció el pacto tan traicionadito, pero luego se siguió de frente y en el aniversario del PRI, ante la clase política por antonomasia, se jactó de sus funciones de salvavidas: "En 2006 los legisladores del PRI evitaron una crisis de Gobierno durante el ascenso de Felipe Calderón a la Presidencia de la República. Quién iba a decir que apenas tres años después el partido del Presidente, que fue repudiado y calificado de espurio por otra fuerza política, celebraría alianzas con aquellos que han sido los detractores principales de su abanderado y con quienes no tienen coincidencias programáticas ni en derechos civiles ni en el desarrollo económico para México. Amnesia sobre los principios y las posiciones programáticas o apetito de poder sin el menor respeto por los ciudadanos, o simplemente ambición y oportunismo y mayor desprestigio de la política ante la sociedad...".

Una posición tan enfática, que brota luego de reconocer el pacto secreto, lleva únicamente a la piedra de sacrificios de la contradicción: para favorecer la mercadotecnia triunfal de Peña Nieto, se acepta que con el PAN se tienen coincidencias programáticas, en derechos civiles y en posiciones frente a la economía. Si nos atenemos a documentos y discursos, en lo único en lo que el PRI coincide plenamente con el PAN es en materia de criminalizar a las mujeres que abortan. En lo demás, que alguien tenga el valor civil de leer los discursos priistas, al firmar con Gómez Mont y el enviado de Peña Nieto de testigos, el PRI manifestó su amnesia sobre los principios y las posiciones programáticas, y exhibió su apetito de poder, su ambición y su oportunismo. Por supuesto, que estos comentarios son sólo retóricos, pero la señora Paredes, que usa a la patria como su ayuda de cámara cada que declara, podría ejercer la cortesía y decirnos cómo se explica este manejo de la cámara oscura, que luego echó a perder el manejo de la Cámara de Senadores.

No es un simple incidente de convenios que fallan, es la burla rotunda del exangüe IFE, del sistema electoral en su conjunto, de la ciudadanía (que alguna debe haber), y del uso del idioma. Una vez más se recurre al gran protector de la política, al justificador del PRI y del PAN, el olvido, ese disolvente de las trampas, las traiciones, los enredijos verbales y la arrogancia que una vez que habla da por concluido el tema. Lo que resulta conmovedor es la posición candorosa de la clase política, liderazgo del PRD incluido, convencida de un hecho: la política sólo ocurre entre los directamente interesados, los medios informativos, la clase empresarial y los historiadores. De acuerdo a esta tesis no hay sociedad, la ciudadanía sigue tardando en nacer y las mentiras, los errores y las agresiones al patrimonio nacional no importan porque el olvido protege a los responsables. Eso esperan los causantes de la tragedia de la guardería ABC en Hermosillo, y no otra cosa aguarda el secretario del Trabajo, Javier Lozano, en sus incursiones y excursiones contra la ley y sus apologías de Germán Larrea. La política, según sus monopolistas, es aquello que sólo ocurre a la hora de ejercer el poder, y si los empoderados en algún nivel, la ciudadanía postergada, intentan ejercerla lo más probable es que se les diga que vuelvan la semana próxima, cuando los poderosos hayan firmado el siguiente acuerdo.

lunes, 1 de marzo de 2010

La muerte de un preso de conciencia

Por: CARLOS MONSIVÁIS
El 24 de febrero de 2010 muere, luego de una prolongada huelga de hambre, el preso cubano Orlando Zapata Tamayo. El albañil y plomero negro de 42 años, del pueblo de Banes, pertenecía al grupo de 75 disidentes detenidos en 2003 por "desacato, desorden público y desobediencia", delitos más propios de un Estado totalitario que del "país más libre del mundo", como aseguran sus fieles. A los detenidos se les aplicaron penas de hasta 28 años de cárcel, aunque Zapata Tamayo, cuyo agravante era la defensa de los derechos humanos, recibió una condena de hasta 36 años de prisión. Fue excarcelado el 7 de marzo de 2003, y se le detuvo nuevamente el 20 del mismo mes, mientras participaba en un ayuno junto a Martha Beatriz Roque Cabello y cuatro ayunantes más, a favor de Óscar Elías Biscet González y demás presos políticos. Se le enjuició el 18 de mayo de 2004 y fue sentenciado a otros tres años de prisión. Cumplía su condena en la penitenciaría de Guanajay en provincia Habana, hasta que el 15 de enero de 2005 fue trasladado para la prisión Taco-Taco, en la provincia de Pinar del Río. Amnistía Internacional lo adoptó como prisionero de conciencia.

El disidente inició la huelga de hambre al negarse el Gobierno a sus demandas, entre ellas, vestir la ropa blanca de disidente y no el uniforme de recluso común. Además, protestó por las condiciones de vida de los presos políticos y rechazó la comida del penal alimentándose de lo que, cada tres meses, le llevaba a la cárcel su madre. Desde febrero, Zapata Tamayo fue sometido periódicamente a un tratamiento con suero, para la hidratación de su organismo. Él alertó: "Si muero, el Gobierno intentará responsabilizarme".

Al enterarse de la noticia el presidente Raúl Castro, lamentó la muerte y produjo la explicación más insólita: "Este hecho es el resultado de la relación con Estados Unidos, en la isla no existen torturados, no hubo torturados, no hubo ejecución. Eso sucede en la base (estadounidense) de Guantánamo" (Información de Gerardo Arreola en La Jornada). Según el Gobierno cubano, no hay disidencia en la isla y quienes así se identifican trabajan para el Gobierno de Washington. Según el escritor cubano Antonio José Ponte, Zapata en marzo de 2009 fue sometido a una operación por el coágulo cerebral producido por los golpes de sus carceleros. Hace unos días, 40 presos políticos cubanos le pidieron al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que visitaría Cuba, su intercesión a favor de Zapata Tamayo.

De acuerdo a Ponte, es creíble la hipótesis de que los Castro Ruz "aceptaron el reto que les tendía un preso... ¿Cuánto pesa un huelguista de hambre muerto cuando se tiene la eterna coartada del bloqueo estadounidense? Las coartadas de libertad e independencia nacional, perfectamente comprobadas por el régimen desde hace medio siglo, han de prestarse ya a tapar este escándalo. Y, una vez más, se le abrirá expediente al asesinado, inventándole alguna misión de inteligencia estadounidense o destino parecido".

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El cadáver de Zapata se trasladó al pueblo de Banes, en la provincia de Holguín, mientras decenas de opositores eran detenidos en el Este del país para impedir su presencia en el sepelio, informó Elizardo Sánchez, de la ilegal, pero tolerada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional. El control en la población fue riguroso. La Policía tomó la entrada de Banes y detuvo a todos los vehículos pidiendo documentación. Se devolvía a los carentes de "razón justificada". El entierro fue como se esperaba, con la Policía que reemplazaba a los deudos, a los que no se dejó llegar. Los agentes de la Seguridad de Estado tomaron Banes, y detuvieron o encerraron en sus hogares a 50 disidentes de Holguín. Pero se impuso una voz, la de su madre, Reina Tamayo, se alzó por encima de la represión: "¡Acabaron con Zapata, acabaron con Zapata! Fue un asesinato premeditado. Lo dejaron 18 días sin tomar agua en Camagüey. El Gobierno totalitario de Fidel Castro es el responsable de la muerte de mi hijo". (En Público de España, 26 de febrero de 2010).

Doña Reina afirmó en un video difundido por la bloguera Yoani Sánchez que el caso fue "un asesinato premeditado" y pidió al mundo "que exijan la libertad de los demás presos... para que no vuelva a suceder lo que ha sucedido". Yoani fue detenida brevemente al querer firmar el libro de condolencias instalado en La Habana (El Nacional).

El arzobispo de Santiago, Dionisio García Ibáñez, aseguró en un comunicado: "En varias ocasiones pedí visitar a Zapata sin lograrlo". De acuerdo con Gerardo Arreola, la opositora Caridad Caballero, residente en Holguín, pasó unas 20 horas detenida sin cargos en el Órgano de Instrucción de Seguridad del Estado. Ella aseguró que habría en ese lugar unos 20 activistas detenidos, igualmente sin acusaciones concretas. Entrevistado por periodistas brasileños, Raúl Castro respondió a las acusaciones de los organismos de derechos humanos sobre el trato a la disidencia: "Esto es porque estos grupos son como la prensa que publica lo que quieren los patrones". Al inquirir otro reportero por la ausencia de periodistas no brasileños, fue contundente (versión aproximada): "Reconozco que en Cuba no tenemos una libertad de expresión. Pero si Estados Unidos nos dejara en paz, eso podría cambiar".

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La mayoría de los cubanos ignora la muerte del disidente, ya que "los medios nacionales la han obviado totalmente, [pero] poco a poco, a través de Internet y de las antenas satelitales clandestinas se va esparciendo la información" (Fernando Ravsberg de BBC Mundo). CubaNet, medio en español y Yoani Sánchez (a través de Twitter) aseguran que cuatro presos políticos, y el periodista Guillermo Coco Fariñas, han iniciado sus propias huelgas de hambre. "Quiero que la opinión pública mundial y el pueblo de Cuba comprendan que la muerte de Zapata Tamayo no fue un hecho aislado, un error o una casualidad, que Orlando fue asesinado por el Gobierno cubano", dijo Fariñas a CubaNet, que habló con el periodista el 25 de febrero. En 2006, Fariñas se lanzó a una huelga de hambre de siete meses que casi le causó la muerte para reclamar para los cubanos el acceso libre a Internet.

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El bloqueo de Estados Unidos a Cuba ha sido una infamia y un crimen condenados por casi todos los países; también, es más que dudosa la autoridad moral en materia de derechos humanos de un buen número de gobiernos que critican al régimen de Castro. Esto, sin embargo, no disminuye la gravedad de los hechos: un preso de conciencia muerto en condiciones de oprobio carcelario; la persistencia de la represión a la disidencia; el aislamiento policíaco de un entierro; el cerco informativo dentro de Cuba; la actitud desdeñosa de las autoridades cubanas ante la crítica. Orlando Zapata Tamayo no es ni debe ser un caso más en una larga historia de aplastamiento de la protesta.