lunes, 30 de noviembre de 2009

¿Qué conceptos trajiste para el postre?

Por: CARLOS MONSIVÁIS
Él recibió la invitación para un encuentro y cuando se le notificó la clase de reunión que era y oyó el título, "Un chapuzón en tu mente. Piensa que estás pensando", no se molestó en preguntar "¿Y qué rollo es ése?", ni tampoco se preocupó cuando le advirtieron que cada asistente al acto tendría que llevar como boleto una idea, la que fuera, pero que a juicio de los organizadores aguantara. Y no se angustió tampoco, ni dijo: "¿Y qué flipada es ésa de llevar una idea, eso con qué se come?", y cuando llegó el día anunciado llegó al encuentro con la mente sucintamente en blanco, y oyó con indiferencia la voz a la entrada: "¿Y con qué idea vas a contribuir hoy?".

Respondió como de rayo: "Con la idea de no bostezar", y notó que había contestado bien porque todos sonrieron, y de allí en adelante el acto le pareció muy cool, porque ahora sí ya conocía lo que era una idea, de ésas que vienen de abajo hacia arriba y no al revés, cuando el azote del micrófono, así le dijeron, los interrogó: "¿Traen ganas de un chapuzón en la mente?". Respondió sin brío, pero sin levantarse e irse tampoco: "Chance que sí".

En el transcurso del foro agarró la onda: el pensar que estás pensando es cosa que sirve a las personas no sólo un día sino toda la vida, porque, por ejemplo, si haces un viaje largo y te aburres, te dices a ti mismo: "¿Y qué idea trajiste para entretenerte en el viaje?". Y te respondes, así nomás: "Ahora me traje unas mentalizaciones bien chidas, bien cool, sobre las diferencias entre la vida y la muerte, y también, por si se me agotan rápido, me traje una supercraneada sobre las distancias que hay entre el fracaso y el éxito".

Y el rollo de "¿Qué onda con las ideas?" comenzó a circular fuerte en su grupo de amigos, y uno que parecía hastiado de la vida se lanzó con una sugerencia padrísima: "No, sí, la cosa está del carajo, pero mis padres decían siempre que no hay cosa que no esté del carajo, y que el chiste del carajo es que se aparece en todas las cosas, y que cuando estás en un sitio y la cosa no está del carajo es que te distrajiste, así que lo mejor es aceptar que las cosas están así, porque si fueran diferentes a lo mejor ya no estaban del carajo y como que se perdía la identidad, y ya se sabe que uno sin identidad pues como que no, digo, o qué onda". ¡Qué buena rola!

Y una chava que había sido su novia y que a él le parecía el hemiciclo del tedio emitió una reflexión que resultó una gran idea, apta para las memorias agradecidas: "Lo clásico es la vida frente al espejo, que es lo que a fin de cuentas cuenta, y lo que hace que una mujer se vea bien arreglada es el esfuerzo porque no la sorprenda el día siguiente igualita al día anterior. Yo les digo a mis amigas: 'Cámbiate el look para que no crean que siempre eres la misma'. La mujer mexicana se ha preocupado mucho por cada día ser mejor en el aspecto laboral y en lo familiar, y si no consigue trabajo siempre se consigue una buena familia. Nos distinguen nuestros valores y nuestros atractivos físicos, y me temo mucho que la que no es guapa no es mexicana". ¡Eso sí que era pensar!

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Pronto no hubo quien no le entrara al chapuzón en la mente, y se dieron iniciativas padrísimas como la fiesta conceptual, con el titulazo: "¿Qué ropa te llevarás a la realidad virtual?", donde los asistentes pretendían no verse y nada más se quedaban fijos ante las computadoras y luego se levantaban y exhibían su actitud de elegancia al natural, que demostraba que la mejor ropa es la que uno se imagina, y entre los conceptuosos de la universidad privada, donde más misas se escuchan de las dos a las tres de la tarde, se afirmó que es una gran idea andar desnudo con sólo una hoja de chips cubriendo la frontalidad voluntariosa (el que no sepa lo que quiere decir esto es que ha vivido atenido al vejestorio de la hoja de parra).

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Y una idea muy padre, que él reconoce que está diatiro llégale, es el juego de la democratización universal. Se organiza una party y cada quien tiene que llevar una cámara fotográfica o una video recorder, que también valen como fuentes de ideas, y la mitad durante una hora la hace de celebridad y la otra mitad de paparazzi que toman fotos o graban desesperadamente (no se necesitan rollos, basta la actitud).

La siguiente hora los paparazzi se vuelven celebridades y también todos se toman muy en serio, porque ya llegó el tiempo de reconocer que todos tenemos derecho al anonimato durante 15 minutos en la vida, y el resto del tiempo somos celebridades. ¿Por qué, qué significa ser una celebridad? A estas alturas de la masificación, que todo el mundo que te conoce sepa que te conoce e incluso recuerde tu nombre, y esa es la mejor idea de todas: como en el fondo ya se sabe que no hay desconocidos, pues aceptemos que todos somos celebridades. Lo importante de la idea de ser una celebridad es andar con un bolígrafo a la mano como para firmar autógrafos, o saludar con aspavientos a los cuates que no conoces, pero que te responden con igual entusiasmo porque, viéndolo bien, ¿a cuántas personas se conoce realmente a lo largo de la vida?

Lo del juego de las celebridades universales ha tenido un éxito extraordinario, tanto que ya en determinadas colonias, Lomas Altas, Bosques de las Lomas, Pedregal de las Afueras, NezaYork y Ecatepec El Bajo, todos quieren reuniones para entrarle al role. Ya basta del elitismo de las celebridades de antes, que no querían que se les viera fuera de las fotos o las grabaciones. El mundo se ha hinchado tanto de gente que ya es notorio que los presumidos de la puerta estrecha carecen de ideas, y sin ideas ni caso vivir. Una idea es como el viento fresco en las noches de invierno, como una pregunta inesperada en la entrevista. Una celebridad se distingue porque es poseedora certificada de una idea y el que tiene una idea que la cuide, que la cuide. ¿Qué sintió Newton cuando le cayó la manzana y de pronto se dio cuenta de lo relativo que es el dolor? Sintió una idea y gracias a eso llegó a la inmortalidad. ¿Qué sintió Napoleón cuando dijo "Soldados, desde lo alto de estas pirámides 40 siglos os contemplan"? Sintió que había inventado la mercadotecnia y por eso ya no le importó tanto el destierro en una isla porque eso también era una idea.

¿Y qué idea más chipocluda, como se decía antes de mucho antes, que la idea de ser una celebridad porque así se tiene una psicología de calidad?

domingo, 22 de noviembre de 2009

Lo que quiso decir mientras hablaba

Por: CARLOS MONSIVÁIS

La confusión era general, la torre de Babel de las frases que se volvían bumeranes. El fenómeno llevaba tiempo de existir. Antediluviano, pero agudizado en los últimos días. Y una tarde, en una discusión en la Cámara de Diputados, ocurrió lo irremisible: cada una de las partes contendientes le pidió a sus rivales la explicación de lo que decían porque no entendían ni una palabra. El presidente de la cámara aseguró que él tampoco entendía ni madre (eso sí se entendió aunque no se supo a qué se refería), aunque ya estaba acostumbrado a no agarrar la onda porque en ningún sitio dormía tan plácidamente como en ese sillón. Poco tiempo después quedó al descubierto la verdad: de tanto desconfiar de los críticos, de tanto darle crédito a sus improvisaciones, nadie descifraba las voces ajenas. El laberinto de Babel. El conflicto se agudizó cuando vino un debate primordial (la asignación de recursos), que exigía saber lo que alguien, quien fuera, decía. Inútil. Todos contestaban con furia a lo que nadie había dicho. Y lo que pasaba en la cámara se trasladó a otros espacios notables. Ningún político de los reconocidos se expresaba de modo inteligible, y la palabra inteligible provocaba estupor: “¿Es un albur?”.

De nada sirvió un listado de vocablos útiles y frecuentes. Luego de juntar dificultosamente 100 palabras, se vio que eran muchos los que no entendían la mitad. El asunto se complicaba con los políticos de gran relieve (no es alusión corporal). De emergencia se crearon oficinas de “Lo que quiso decir el funcionario”, para responder a las críticas por expresiones inconvenientes o muy torpes. Se llegó al grado de mandar las explicaciones de lo que quiso decir antes de que el funcionario en cuestión hablara. Tampoco se entendían disculpas, y los encargados de redactarlas confesaron que ellos tampoco estaban al tanto de las intenciones del funcionario, el mismo que en confianza confesaba que a él, por demócrata, lo gobernaba el discurso. Se instalaron las oficinas de “Me citaron fuera de contexto”, que como las de “Lo que quiso decir el funcionario” se volvieron redes burocráticas. El mensaje político, el que hubiera, no llegó a lado alguno. De nada sirvió que los poderosos acudieran a los juegos infantiles: “Quefe tefe pafa safa”.

El conflicto de las frases envueltas en las brumas de los siglos llegó a la sociedad, esa secretaria adjunta del poder. Al principio afectó a los que veían noticiarios y trataban de agarrarle la onda a los políticos, los magistrados, los eclesiásticos, los empresarios. Ésos se adhirieron muy pronto al criptoñol, un idioma que tuvo mucho éxito en la Edad Media, y que usaron los servicios de Inteligencia en la Segunda Guerra Mundial. El criptoñol se trasladó al país entero. Los amigos ya no se entendían, hubo pleitos frecuentes porque al no captarse las preguntas se respondía con un “No” o un “Sí” fuera de lugar. El marido, tal vez con propósitos salaces, declaraba a su ferviente esposa: “Tan hemos cumplido con lo que la ciudadanía, es decir, a propósito de lo cual, los empresarios, por qué no, se opusieron, es decir, me apoyaron, es decir, boicotearon, lo que ni siquiera me propuse, somos la cuarta economía del planeta neta y la primera que allí sigue; en la medida de las fuerzas contingentes, te convoco, ¿faltaste a la conjunción debida, Patricia?”. Y la aludida, que creía que le expresaban las ganas de salir de vacaciones, decía simplemente “Sí”, y el balazo se producía de inmediato.

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La influencia del lenguaje del poder resultó catastrófica: en los negocios se entregaba lo que el cliente no había pedido, en las reuniones de los partidos políticos todos creían que las investigaciones sobre corrupción iban en serio y aseguraban que si se habían beneficiado era por amor a México, los viajeros llegaban al aeropuerto y, de modo invariable, se encontraban rumbo a Timbuktú (donde ya hay una colonia mexicana llamada “Perdón, fui una loca, me ofusqué”), los médicos operaban de sarampión, las inauguraciones de edificios tardaban años porque los funcionarios no sabían que aún no estaban las construcciones, en las universidades el maestro explicaba anatomía a estudiantes de química. Como el criptoñol dominaba, nadie propuso la refundación del idioma y de la lógica. Si alguien lo propuso, nadie se enteró pues el misterio lo regía todo.

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Un grupo de ingeniosos, que acababan de regresar a México y todavía no los dominaba el criptoñol, imaginaron un negocio formidable que de inmediato se posicionó en el mercado. Estos audaces empresarios, que ya no usaban la palabra y chateaban para comunicarse en el mismo cuarto, hallaron la solución: un sistema de alta tecnología, con terminales en cada persona, que consistía en un display en el que, con servicio de traducción simultánea, el usuario daba a conocer lo que tal vez había querido decir, o no, pero daba igual. No fue fácil ni barato. Cometieron errores graves, como lanzar propuestas indecorosas que querían ser demostraciones de amistad. Sin embargo, con el tiempo, y no sin algunas defunciones y pleitos a golpes, los displays cumplieron su función. Por fin la gente de la vida diaria se liberaba del criptoñol, aunque los poderosos, por vanidad o por el gusto a no confesar que no sabían lo que estaban diciendo, se negaron al display. ¡Qué se le va a hacer! Roma no se deshizo en un día.

Resueltas las vías de comunicación entre personas, sólo faltaba enterarse de lo que decía la clase gobernante. Se recomendaron fórmulas ancestrales, las señales de humo, o mímica de programas de concursos, o coros que transformasen en cánticos las declaraciones: “Ay, oyente, no te rajes”. Las señales de humo no se podían traducir y dos funcionarios murieron asfixiados, la mímica daba lugar a equívocos, y los coros cantaban lo que les daba la gana, lo que no hubiera estado mal si hubiesen coincidido con los discursos y declaraciones, pero nunca era el caso. La angustia crecía y la sociedad sufría, especialmente cuando las restricciones de la energía eléctrica suspendían el uso de los displays.

Esto sucedió hace unos años. No hubo manera de vencer al criptoñol y la República se transformó en una muchedumbre de signos y señales que evidenciaban el fin del uso de la palabra, que alguna vez sirvió para algo, aunque ya nadie está al tanto de para qué. Y yo, escribano humilde, admito que es la última vez que anoto signos sobre la página. Si soy descubierto, se me tratará sin piedad, y si se sabe que entiendo, más o menos, lo que digo, seré desterrado a la Isla de las Conjuras Verbales. Triste destino de las ganas de entender.

domingo, 8 de noviembre de 2009

¡Albricias, pastores, que está por nacer el Estado!

Por: CARLOS MONSIVÁIS

No hay Estado fallido. Ya pasó a mejor vida el Estado a la antigüita, con todo y presidencialismo y lectura del Informe ante un Congreso que consideraba blasfemia las críticas al presidente; queda como reliquia el espectro del Estado, hecho trizas por ineptitud, corrupción, represiones y culto a la impunidad que es la esencia del sistema. En el Legislativo abundan los representantes fantasmales de la voluntad de encumbramiento, y en el Judicial se acata la voluntad de los poderosos aunque no se molesten en emitirla. El desprestigio describe el manejo de imposiciones muy lesivas para la economía de casi todos y de trampas de lejano origen jurídico que buscan desalentar a quienes quieren participar en la política.

El debate (si así queremos llamar al jaloneo) sobre el aumento de impuestos revela la falta de convicciones y de información que ya es sinónimo de clase gobernante. En esto han coincidido los legisladores de PAN y PRI: actúan para luego contradecirse y decir que lo hicieron contra su voluntad, y que las cosas empezarán bien porque para eso las dejaron tan mal. El nivel doctrinario y cultural exhibido delata a la educación privada, formadora de la mayoría de los legisladores, y anuncia el fin del vocabulario amplio que alguna vez tuvo que ver con el uso en México del español. Se comprueba la ausencia de formas y de contenidos en la vida política. No saben qué decir ni cómo decirlo, crean laberintos en los que se enredan para descubrir que ya no saben a dónde iban.

Observen al secretario del Trabajo, Javier Lozano, hablando de la desaparición de LyFC: “No se trató de una acción represiva sino preventiva. Se nos ha criticado por lo que algunos llaman equivocadamente el sabadazo”. ¿A qué alude? Se podría suponer que la acción es preventiva para que la represión ya no sorprenda, o que prevenir con ánimo de exterminio es quitarle oportunidades de lucimiento a la represión, o mejor, que el secretario ignora que una represión nunca puede ser preventiva: “Te meto a la cárcel ahora para que después no te sorprendan las rejas”. Lozano responde a la pregunta “¿Cuál sería la reforma nuclear en la cuestión laboral?”, y lo hace en términos que llevan al desvarío: “El acceso al mercado de trabajo en modalidades que faciliten la productividad en las relaciones laborales y que aumenten la competitividad de nuestra economía”. Esta respuesta desconcertará al que se proponga entenderla: así que la reforma nuclear en lo laboral consiste en el acceso al mercado de trabajo en modalidades que faciliten la productividad. ¿No me repite, por favor? La reforma nuclear da como fruto estatal el acceso (¿de quiénes?) al mercado de trabajo (¿en dónde y en qué condiciones?) en modalidades que faciliten la productividad en las relaciones laborales (¿hay quién pueda descifrar esta contribución al sonido de una sola mano, la del licenciado, aplaudiendo?). Y el final es ya un concurso de fuegos de artificio en noches sin pretextos para usarlos: todo lo anterior, las modalidades que fomenten la productividad no en el trabajo sino en las relaciones de obreros y patrones, son métodos preventivos, el que declare entender este discurso será reprimido.

Escúchese el dictamen judicial del secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont: “Estamos tomando decisiones difíciles que afectan la estructura de poder existente para volverla más incluyente, pero la inclusión y la participación no pueden imponerse”. Maravilloso, ¿para qué se vuelve más incluyente la estructura de poder si sólo va a beneficiar a quienes así lo decidan? Ahora resulta que uno no se incluye si no le da la gana, porque no quiero del Estado sino lo que me apetezca. ¿Y de qué participación habla? ¿De las decisiones que sólo una minoría exigua toma, de la sorpresa al saber que la estructura de poder se deja afectar por actos naturalmente preventivos?

Vacío de forma es desaparición de fondo.

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¿A quién le creemos: a las palabras o a los votos? Si juzgamos por las votaciones en las cámaras, nos equivocaremos: los hechos nada tienen que hacer al lado de las declaraciones. Se han desgarrado las vestiduras alternas panistas y priistas alegando la urgencia de aprobar el plan Calderón en materia fiscal, y luego se arrepienten. Así, por ejemplo, el senador priista Francisco Labastida: “El paquete no nos gusta porque no impulsa el empleo, es recesivo, impulsa la inflación. Es un Frankenstein que llegó y al que le hicimos algunos cambios para quitarle lo más nocivo”. Conclusión: no le quitaron al paquete todo lo nocivo, sino lo más nocivo que no se toma la molestia de señalar. Les regalaron a las empresas televisivas dos años sin impuestos, no buscaron explicaciones mínimamente convincentes, creyeron que abstenerse, y lo dijeron textualmente, era una forma de votar, así como si dijeran que abstenerse sexualmente es una forma de follar, y esta no es metáfora sino extensión lógica.

En la mentalidad de los políticos históricos el arrepentimiento sólo tiene sentido como jactancia. “Sí, lo hicimos mal, pero a ver, cámbienlo”. Beatriz Paredes dice que no sirvió para nada la golpiza fiscal; el líder del PAN, César Nava, afirmó que el aumento de impuestos no satisfizo a nadie (bueno, no exagere, el Presidente no es un don nadie); y al diputado líder priista, Francisco Rojas, no le tiemblan los verbos y los sujetos aunque sí algo los complementos: “(votamos) aun por encima de costos políticos. Por lo que decidimos, en congruencia con el contenido de nuestros documentos básicos, rechazar el IVA en alimentos y medicinas”. ¿Qué habrá querido decir? ¿Qué son “los costos políticos”? ¿Qué tanto compensa su rechazo del IVA la aprobación de impuestos guillotinadores? No dudamos de los documentos básicos, sobre todo porque a manera del 100% de los ciudadanos, no los conocemos, pero como disculpa parece infantil: “Sí, votamos en contra del costo político que significa votos y prestigio, pero los votos nos llegan por el clientelismo y el prestigio llevamos décadas de no tenerlo, así que se aguantan y se llevan su costo político a otra parte”.

Sigo creyendo que una adecuada represalia de los ciudadanos es la lectura de las declaraciones de los políticos. Y que un ejercicio lógico insustituible es indagar en lo que quisieron decir. Algo se logrará si saben que sus palabras, o las de sus suplentes verbales, son leídas. El temor a Dios comienza en algún lado, y ése puede ser la certeza de que alguien está leyendo los textos explicatorios por encima del hombro de quien los distribuye.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Con su venia, señor presidente

Por: CARLOS MONSIVÁIS

No todos los debates son querellas a gritos o escenas de cinismo en las que el mayoriteo se burla de las reclamaciones y razones de las minorías. Ocasionalmente hay debates interesantes y, si se quiere, además de instructivos ya propios de un país democrático. Esto sucedió en la Cámara de Diputados el 27 de octubre de 2009, a propósito de la despenalización del aborto. Imposible resumir la discusión, y me conformo con momentos culminantes. Inició la contienda Leticia Quezada del PRD: "Una mujer es más que un cuerpo condenado por su biología. Puede reparar el error de un embarazo no deseado, producto de la fragilidad, de un descuido o del error de la violencia... Lamentablemente la problemática nacional vinculada al tema del aborto y la violación de los derechos humanos de las mujeres mexicanas está más vigente que nunca y día a día lacera más a las mujeres mexicanas, con la complicidad del PRI y del PAN en todo el territorio nacional".

A continuación, Ana Estela Durán Rico, del PRI, en contraposición de la postura de la líder nacional Beatriz Paredes, dedicada a lanzar oscuridades cada que se le pregunta sobre el tema, fue contundente en su defensa del Estado laico, agraviado por la campaña de PRI y PAN, y cuestionó: "¿Pueden las mujeres ejercer su derecho a decidir? ¿Tienen la mayoría de edad para asumir responsabilidades? ¿Puede algún diputado, funcionario o gobernante atropellar los derechos de las mujeres? ¿Qué está detrás de esto? ¿Líderes de opinión? ¿Relaciones de poder? ¿Dictados detrás de las esferas eclesiásticas? ¿Líneas conservadoras recurrentes? ¿Confrontaciones personales? ¿Decisiones individuales producto de convicciones o creencias, o simplemente una confusión prohijada que ha distorsionado el verdadero debate pretendiendo que es un conflicto entre quienes defienden la vida y quienes pretenden apoyar a la muerte?".

Ifigenia Martínez, del PT, fue también precisa: "México es un Estado laico; garanticemos decidir que llevar a término un embarazo debe ser reconocido como derecho sólo de las mujeres. No somos objetos, somos seres humanos y exigimos derechos plenos en todo el país". A la defensa de una panista de la penalización del aborto, Porfirio Muñoz Ledo, del PT, contesta: "El concepto de derecho a la vida que acaba de ser esbozado corresponde a una definición religiosa, no a una definición del derecho público. El derecho público es muy claro y cuando se cita la Constitución debe, en primer lugar, citarse el artículo primero. Todo individuo gozará de las garantías que esta Constitución consagra... En el proyecto de reformas al Título Primero, habíamos propuesto 'toda persona'. En dado caso sólo la ley puede determinar cuándo alguien es individuo. No hay ninguna rama del derecho que determine que el individuo existe antes del nacimiento".

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Paz Gutiérrez Cortina, del PAN: "Es hoy cuando lo natural adquiere especial relevancia ante la necesidad de proteger el medio ambiente, nuestras especies animales y conservar los recursos naturales, es hoy cuando se cuestiona la preservación de la vida humana en gestación. Se protege a las ballenas, a las tortugas y sus huevos; pero se cuestiona la existencia de humanidad en el embrión desde el momento de la concepción". Responde Muñoz Ledo: "La muy respetable compañera ha dicho que protegemos a los huevos, me refiero a los huevos en su acepción original; ojalá y aquí también se respetaran. Está confundiendo a los ovíparos con los mamíferos, señora. Un huevo por definición, de gallina o de tortuga, está fuera del cuerpo de la madre, ya no tiene que ver con la entidad de la madre. Se establece la heteronimia de cuerpos y no todos los huevos se protegen; puede llegar a haber especies perniciosas. Supongamos que nos encontramos con huevos de dragones o huevos de esos animales que son mortíferos para la humanidad. Tendría que haber una definición. Tratándose de los seres mamíferos, el producto está vinculado al cuerpo de la madre, es parte de él, independientemente de que vaya adquiriendo una personalidad biológica propia, y es la ley y sólo la ley la que debe establecer cuál es el solvento".

La discusión es larga, y por una vez colmada de razones o de lo que se piensa que son argumentos contundentes. Muñoz Ledo es brillante: "El oscurantismo es una reducción del pensamiento científico y del proceso educativo. ¿Durante cuánto tiempo quienes piensan como usted combatieron las ideas de Darwin, porque estaba en la Biblia la historia de Adán y Eva? ¿Qué sostuvieron contra Galileo, contra Copérnico? Tuvieron siempre científicos alquilones para ocultar una verdad que ahora se ha vuelto universal". El diputado Gerardo Fernández Noroña remite a hechos recientes: "Le recuerdo que alguna autoridad municipal (las educativas en León, Guanajuato, que incineraron libros de textos de Biología del primer año de secundaria de la SEP) quemó libros de biología, porque enseñaban educación sexual. ¿Eso es una posición correcta? No. ¿Es una posición científica? No. ¿Es una posición a favor del conocimiento? No. Es una posición retrógrada".

El panista Francisco Javier Salazar se enreda con los argumentos del ADN y resuelve la duda de los oyentes con su experiencia personal: "Termino con una anécdota personal. Hace poco más de un año me mostró mi hija una fotografía de ultrasonido de mi nieta de 11 semanas. Señores, de veras, se los digo con sinceridad, esa foto de ultrasonido la tengo en mi álbum de fotografías más queridas. Es un bebé; es un bebé con sus pies, su cabeza, sus manos, su corazón. Es un bebé. Si alguien quisiera matar a ese bebé, ¿por favor?, contaría con mi absoluto rechazo y mi absoluta reprobación". Contesta Fernández Noroña: "Si para usted un bebé es el producto, es un problema de su confusión, de su desconocimiento del lenguaje, de la biología, de una discusión filosófica muy profunda y de su concepción religiosa. Si usted cree en la Divina Providencia, puede creer en cualquier cosa, pero no tiene por qué imponérselo a toda una sociedad, que es un Estado laico. Yo soy también profundamente respetuoso de las percepciones que cada quien tenga, pero no tienen por qué imponérselas a las demás personas... Vea el diccionario de la Real Academia Española, vea lo que dice bebé y me dice si se considera bebé a un producto entre uno y nueve meses. La definición exacta es niño de pecho. Quiero que me explique cómo puede ser un producto niño de pecho".

El debate es largo y, por supuesto, cada quien sale provisto de las convicciones que ya llevaba. Sin embargo, se deja leer con fluidez y es en verdad interesante. La prensa, la radio y la televisión lo ignoran por completo.

El Movimiento Revolucionario del Magisterio

En 1956 inicia el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), muy importante factor en la demanda de independencia sindical. Al negociar los líderes del SNTE un incremento salarial que llega a la mitad de la demanda inicial, Othón Salazar, maestro normalista de Guerrero, convoca a un mitin de protesta. Poco después, una asamblea independiente lo elige representante de lo que será el MRM, constituido a fines de 1957, ya muy presente en las primarias del DF. Dan comienzo las marchas y se reprime la del 12 de abril de 1958. El 30 de abril los maestros toman las oficinas de la SEP y obligan al Gobierno a negociar.

En un manifiesto de 1958 los profesores argumentan: "De acuerdo con las cifras oficiales, en julio de 1956 ganábamos el 14% menos que en 1939, en tanto que en marzo de 1958 la diferencia es más de 35%". Concluyen:

"Esta situación que señalamos sólo ha conducido a que los maestros resintamos los perjuicios consiguientes en nuestra salud y en la de nuestros familiares, carezcamos de la posibilidad de educar a los hijos y a que desmerezca nuestra capacidad profesional. Tal estado de cosas exige que le pongamos punto final mediante nuestra lucha unida y combativa. Proponemos a todos los maestros de primaria luchar por:

A) Elevación del sueldo nominal a mil 200 pesos;

B) Sueldo móvil al ritmo del alza de los precios;

C) Jubilación a los 30 años de servicio sin límite de edad, con el último sueldo y extensión de los aumentos a los pensionados;

D) Servicio médico extensivo a los familiares del maestro, con pago íntegro de medicinas;

E) Escalafón que considere la antigüedad y méritos del maestro, elección democrática de las comisiones de escalafón;

F) Pasajes de los maestros en general".

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Estas demandas no informan de una lucha por modernizar, sino del paso previo; evitar que se profundice el anacronismo de los profesores, devolverse siquiera al nivel de 1939. Othón es un "líder natural", y disciplinan su entusiasmo, su cordialidad y sus obsesiones. Inmerso en la organización del profesorado, opuesto a los que usan el lenguaje político sólo como vehículo del ascenso y la rapacidad. Él convive y anima a los que nunca serán oportunistas, los fieles al compromiso del cardenismo, los convencidos de su lugar (humilde, irrenunciable) en la lucha de clases.

El MRM obtiene la adhesión de numerosas maestras, las relegadas por el machismo de los radicales y que son, sin embargo, las más entusiastas, las hacedoras de comida en los plantones, las que se enfrentan a policías, granaderos y agentes judiciales (valentía de género). Son ellas el contingente que, apenas representado en los puestos de dirección (relegamiento de género), aporta la militancia más constante. Las distingue la esperanza en la independencia sindical, la lucha por el aumento salarial como recuperación de la vida cotidiana, el hartazgo ante las depredaciones sindicales.

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En agosto de 1958, en un congreso paralelo al del SNTE, los maestros de la Ciudad de México eligen a Othón como su legítimo representante, pero ante este gesto de autonomía sindical la posición del Gobierno se endurece. Se reprime la manifestación del 8 de septiembre y se detiene a Othón en su casa, donde se le amarra y venda. Se le somete a violentos interrogatorios y se le exige que confiese: "¿Cuántos rublos recibes de la Unión Soviética?". Se le mantiene secuestrado nueve días antes de procesarlo. Acusado de disolución social, se le encierra en Lecumberri, pero, gracias a las grandes movilizaciones por su libertad, permaneció allí sólo tres días.

En 1958, las movilizaciones de telegrafistas, petroleros, ferrocarrileros y profesores conmueven al país o, más bien, a la parte del país que se deja conmover en un medio de intensa desinformación. Las luchas se originan en demandas económicas y en exigencia de democracia sindical. Con dureza caciquil, el Gobierno vence sin problemas a movimientos pacíficos, aunque no doblega a los participantes, empeñados en mantener vivas las causas populares.

Othón Salazar y el MRM se oponen a la devaluación de la imagen magisterial. El empeño es un tanto inútil. A los maestros de las misiones rurales y a los militantes del cardenismo los sustituyen los que primero a la fuerza y luego por inercia se amoldan a las ordenanzas de la vida institucional. En la nueva imagen, los maestros son semiprofesionistas, sin derechos políticos ajenos al cumplimiento de las tareas electorales del PRI, sin opciones de transformación académica, sólo dueños de la información parcial que un comité seleccionó en su beneficio. Por eso, la lucha de la Sección 9 de 1956-1960 se libra contra la reducción del magisterio a un sector informe, que transmite con mnemotecnia vacilante lo indispensable: izar la bandera algunos días del año, asistir a festivales tristísimos y promover el voto por quienes les digan. Esto, en la capital; en el resto del país, la función de los maestros es distinta, y en los pueblos son, con frecuencia, líderes naturales. Por eso, el PRI se empeña en hacer de ellos su base persuasiva.

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El MRM es notable por las lealtades que suscita y se mantiene. Hay entrega, confianza en que el adversario no reprima como ellos aseguran (es melancólico: los movimientos de oposición describen de modo preciso la represión y no creen en ella). Si en el MRM intervienen los comunistas, la suya no es sin embargo una movilización doctrinaria. ¿Para qué predicar la lucha de clases si se puede ejercerla? Están allí las discusiones sectarias y el balbuceo de las divulgaciones marxistas, pero lo primordial es el combate contra la desigualdad. Estos -los de los maestros, los ferrocarrileros, los petroleros, los electricistas- son movimientos regidos por el espíritu colectivo.

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Othón continúa su lucha en el magisterio y en 1960 participó en otra huelga en la Escuela Nacional de Maestros. La toma de la Normal por la corriente democrática de la Sección 9 del SNTE es violentamente reprimida en agosto, y como última represalia Othón Salazar es cesado y hasta su muerte en 2008 no obtiene la reparación de la injusticia.