domingo, 31 de mayo de 2009

Del imaginario político

Por: Carlos Monsiváis

A las emociones del 5 de julio próximo llegará, sin brío, pero con el regocijo de los beneficiados del sorteo de las ruinas, un grupo de lo que no es en rigor clase alguna, pero a la que para aislarla del resto se llama “clase política”. El desinterés, las decepciones, la certeza de contemplar a los que nada representan como los representantes por antonomasia caracterizan estas campañas. Es natural que se desconozca la índole de la mayoría de los candidatos; es previsible que la ausencia de trayectorias significativas provenga de las demoliciones de los partidos; es triste ver la ausencia de proyectos, análisis críticos, puntos de vista articulados; es al menos melancólico observar cómo la mercadotecnia se ostenta, sin que nadie la contradiga, como el único sentido de la política.

¿Qué es el imaginario político que se observa en esta contienda por redefinir a la ineptitud, al cinismo y a los costosos ejercicios de las campañas de odio? Si ya las creencias no participan (la derecha no puede hablar de sus convicciones luego de mostrar su desprecio por la mínima actitud ética), todo queda concentrado en las actitudes en torno a la obtención, el uso, la retención o la pérdida del poder. Por abrupta, mi definición no es siquiera un atisbo, pero este es un artículo y no una tesis de posgrado sobre la resistencia de la pureza revolucionaria al ejercicio del voto. (En Cuba se prohíbe votar en sentido contrario y es, nos dice “la izquierda” autoritaria ya enemiga del voto en México, la mayor revolución democrática de todo el siglo XXI.)

¿Subsiste aún el enfrentamiento de dos certidumbres: la política es el espacio de la corrupción y el engaño, y la democracia es la única salida visible de una sociedad en vías de demolición? Es histórica la identificación entre política y red de simulaciones y saqueos, fuera de la publicidad se descree drásticamente de los gobernantes y, éxito inmenso de los neoliberales que buscan continuar, a la furia o al fastidio que causa la política se le agrega la resignación ante los resultados. Se aísla, se difama y se persigue a quienes, en uso de la supervivencia racional, confían en reconstruir las circunstancias excepcionales de movimientos democráticos, y se ilumina una de “las conclusiones” del imaginario político vigente: no se puede recelar siempre ni se debe confiar nunca.

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¿De qué ciudadanía se dispone? Se responsabiliza a los políticos de los mayores males de la República y se libera a los empresarios y a las transnacionales de su inmensa responsabilidad en mantener la desigualdad; se abandona la fe anterior en la sociedad civil y se hace del desánimo el punto de partida de la nueva militancia; se descree de los resultados del proceso electoral y no se vigoriza la exigencia de disminuir los recursos para las campañas, de inutilidad probada. Ya es amplio el número de los que ocultan como pecado la fe en la democracia y la sociedad civil. Pero continúan los actos políticos de grupos ya no simbólicos, y los debates en las comunidades son intensos y su fervor proviene de la imposibilidad de renunciar a los ideales democráticos. En esta contradicción inacabable, la economía es lo determinante. La política del PRI, del PAN y del PRD secuestradito es el resultado de la expulsión de los militantes y el auge de los burócratas y, algo concomitante, de los corruptos.

Tan alejada como ahora parece la democracia y tan sofocada como se deja ver la sociedad civil, es en esta zona de experiencias y convicciones donde está la energía solidaria y donde a diario las comunidades analizan los daños de la política, los históricos y los cotidianos. Esto no se reconoce o no se transparenta, pero nunca se había producido, por negativo que sea el primer resultado, un análisis tan crítico y tan comprometido como el que ahora se efectúa nacionalmente a propósito de la autodestrucción de los partidos políticos.

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¿Qué significa las encuestas en el imaginario político? En la era del PRI tenían que ver con el rumor que interpretaba el ánimo del presidente o de los gobernadores. Se producían las encuestas en las que la falta de consenso colectivo se volvía el aparato del humor desprendido de la falta de suspenso. Nunca se ha visto una estructura tal de humillación de la vida social como la que se desprendió de las tradiciones del tapado y el tapadismo, que anulaban la voluntad general.

En fechas recientes, en su entrevista con Carmen Aristegui, el ex presidente Miguel de la Madrid se ufanó de haber nombrado a Carlos Salinas él solo, sin ayuda de nadie. En su imaginario monopólico, De la Madrid se solaza imaginando a todos los millones de mexicanos pendientes del hilo de su voluntad. No fue exactamente así, los poderes fácticos son también los poderes tácticos, pero así lo creyó un Presidente como lo habían creído los anteriores: el Jefe del Ejecutivo es el padre y el padrastro de la Patria. Por eso, De la Madrid se alborozó en deslindarse ante la Historia de las ruindades de quien lo sucedió, y se divirtió pensando que él lo puso. A mí me falló, pero la culpa es de ustedes porque me dejaron toda la responsabilidad. Y luego del presidencialismo, hoy una venta de garaje, se ha desplegado la fuerza de la mercadología y las presiones psicológicas de las encuestas, instituciones que son supersticiones, desprendimientos de la sondeología, el vocablo es espantoso, pero utilísimo para los doctores brujos, que hacen de la confrontación o, más bien, de las predicciones casi unánimes de las encuestas, la campaña genuina: “Les creo/ no les creo/ les creo/ no les creo”. Como apéndice el análisis de contenido, así le llaman al primer empleo que obtienen los alumnos y egresados de Ciencias de la Comunicación.

Por lo mismo, el imaginario político, antes tan colmado de improvisaciones y lirismos, admite las religiones alternativas: la encuesta como el dogma de aquí a mañana; la fe estadística, que recuerda no tan vagamente la venta de reliquias en la Edad Media; “la opinión de los expertos”, cuya solvencia deriva por entero de la primera vez que los llamaron para dar su opinión como expertos. Y por eso las encuestas sobre los candidatos presidenciales no son “cortes de caja” sino apariciones fulgurantes de la verdad que se repite sin tregua para ¿quién lo dijera? acabar siendo cierta. En última instancia, las alteraciones del ánimo no son sino peregrinaciones a los santuarios de las encuestas, en donde no se pide milagros, pero sí el aprecio de las deidades por sus fieles verdaderos.

domingo, 24 de mayo de 2009

Diles que no se fuguen

Por: CARLOS MONSIVÁIS

Un penal en Zacatecas. A una hora determinada llega una caravana automovilística con 80 zopilotes bien armados y un helicóptero de sacristán. Sin disparar un solo tiro se adueñan del reclusorio, pasan lista, eligen a 53 internos y, sin siquiera decir "con permisito", se los llevan. En el penal, por decir algo, le adjudican a los del gran escape la pertenencia al grupo de Los Zetas. El SWAT gangsteril no se ufana de su proeza o, por lo menos, no hace declaraciones triunfalistas a los medios. Mientras, los gobiernos federal y zacatecano viven un bochorno mitigado por su colosal indiferencia.

¿Qué sucedió realmente? Aquí van algunas hipótesis, todas verificables.

-Como todos, este penal está sobrepoblado. En cada celda hay un montonal y dentro del montonal se esconde otra pandilla. A estas alturas ya es abrumador el "Delinquid y multiplicaos"; se trata de empresarios muy piadosos o de los inquilinos de los penales, porque por más costumbre que se tenga de vivir entre demasiados, siempre flotan en la memoria los restos de la costumbre de la intimidad. "Éramos muchos y robó la abuela". Cómo de que no. En las cárceles uno se sabe de memoria los ritmos fisiológicos ajenos; no entro en detalles, pero no son secreto: he sabido de unos presos que ya se entrenan para roncar a dúo, graban su ruiderío nocturno y lo estudian para compaginar sus estrépitos.

Como te digo, lo de la sobrepoblación es terrible, y como a la mayoría la detuvieron por delitos contra la salud, se reproducen los enfrentamientos de los cárteles y los pleitos por los puntos de venta del narcomenudeo

Por eso, Los Zetas o Los Equis le exigieron a su dirección colegiada que los sacara de allí. Vivir todo el día apretujados con cuatro o cinco tipos que, además de todo, adoran a su familia es algo pavoroso. Ese es el motivo de la huida, para no repartir sus cuitas y sus pensamientos entre los compañeros de celda.

II. LOS CONDENADOS INJUSTAMENTE -Fíjese nomás, señor. ¿Cómo no se iban a desesperar y buscar la salida esos reclusos? Día a día se enteraban, y con gran detalle, de los motivos del encarcelamiento de sus compañeros en desgracia, y día a día se cercioraban de las injusticias monstruosas del Sistema (así le dicen). Estaban en chirona (¡qué bonita expresión aunque ya nadie la use!) los pobres que no pueden pagar ni abogados defensores ni nada, y lo más que habían hecho era robarse un reloj despertador o una foto original de Edward Weston, nada que valga la pena en realidad. Eso mientras los grandes ladrones, los del Fobaproa, por ejemplo, duermen en sus casotas y con su obispo de cabecera. A muchos de los presos los encontraron junto al cuerpo del delito, pero no estaban sus huellas en el arma homicida o en el cuello tan severamente estrujado. Y de los presos por deudas o por fraude, la mayoría son inocentes o cómplices muy menores, y de eso los prófugos no se enteraron porque sí, que es el método habitual de conocimiento en la cárcel, sino por las confesiones de medianoche y los informes de las familias. Todos inocentes, y los casi únicos que se sentían y se declaraban culpables eran los 53 escapados, que sufrían al ver las desdichas de los incapaces de cometer delito alguno.

¿Cómo ve? Necesitaban largarse para que no se burlaran de su condición de culpables únicos en el mar de la pureza.

III. LOS HARTOS DE CONVIVIR

CON EL PECADO ¿Que por qué no se quedaron a cumplir esforzadamente con su sentencia en Zacatecas? ¿Que por qué defraudaron las esperanzas de cumplimiento de justicia de los jueces que los sentenciaron a muchísimos años en el tambo? ¿Que por qué eligieron la salida colectiva y desdeñaron a la individual?
Según cuentan, y créanme que no es broma, la causa de la estampida fue la búsqueda de la virtud, y lo digo en serio que es el único lenguaje de las fábulas. Estos 53 prófugos hablaron con sus jefes que, conmovidos, les enviaron 80 de sus correligionarios y un helicóptero como testigo de honor, porque su conciencia ya no soportaba la atmósfera de las prisiones; ya saben: bebida, drogas, habla profana, malos tratos, sexualidad que disuelve en orgasmos las tensiones, visitas conyugales con sólo uno de los cónyuges (esto, para renovar el prestigio del vicio solitario). ¿Quién soporta tanta perversidad? Desde luego, ninguno de los 53 que decidieron largarse para tranquilizar su conciencia según la cual una cosa es la delincuencia y muy otra la inmoralidad...

Ustedes dicen si les creen.

IV. POR CAUSAS CORRESPONDIENTES

A SU VOLUNTAD Lo más común entre los presos es atribuirle su permanencia en la prisión a "causas ajenas a mi voluntad". A nadie que no sea un homeless requerido de lecho y techo le interesa la cárcel, siempre ajena a la voluntad de los ansiosos de libertad. Por eso, los 53 evadidos aceptaron la salida simplemente por la gana de decir: "Me fui por causas que sí tienen que ver con mi voluntad, aunque la decisión la hayan tomado los jefes luego de asistir a un simposio sobre seguridad en las prisiones

martes, 19 de mayo de 2009

El juicio de la Historia (por sorteo)

Por: CARLOS MONSIVÁIS

Como siempre, pero quizá hoy de modo más transparente, en el tiempo de la desconfianza al aparato judicial, la Historia, esa deidad antigua, inacabable y omnipresente, es el eje de las súplicas y las esperanzas de absolución. Las frases de otros siglos resuenan con énfasis distinto, pero con la misma enjundia: "Espero tranquilo el juicio de la Historia./ A nada temo porque la Historia está de mi lado./ La Historia me absolverá./ Ustedes, jauría mediática, no me intimidan en lo mínimo. A mi lado está, con su mirada que traspasa las generaciones, la Historia".

Por supuesto, la Historia aludida es distinta, ya no la de los revolucionarios franceses o mexicanos; ya no la de Julius Fucik en Reportaje al pie de la horca; ya no la de los condenados a muerte Sacco y Vanzetti, sentenciados por su doble condición de italianos y anarquistas; ya no la de Felipe Carrillo Puerto ejecutado por el odio de "la casta divina". No, ahora los encargados de soltar la frase "Aguardo en mi residencia el juicio de la Historia" son otros y su firmeza y entereza me dan oportunidad de ubicarlos en su pose escultórica de patricios.

"Que se apure la Historia a absolverme porque mañana salgo de safari y ya detuvieron y cloroformaron a los tigres que voy a cazar con mi infalible puntería".

En la residencia del líder obrero sempiterno (la palabra no forma parte de su vocabulario, pero la incluyo como mueble de época), su secretario lo observa admirado.

Secretario: ¿Qué se le va a contestar a todos esos desdichados que hablan de la corrupción senil en la CTM?

Líder valetudinario (¡al diccionario, mi líder!): ¿Estos cab... hablan de "corrupción senil"? ¿Qué les acontece? Si algo jamás es senil es la corrupción, rejuvenece con cada mordisco o acto de canibalismo presupuestal. ¿Corrupción senil? Eso es como hablar de elecciones sindicales por votación o de insurgencia obrera. ¡Eso no existe! Manda ahorita un desmentido a los medios. "En la CTM la corrupción es siempre fresca y juvenil".

Secretario: Ah, jefe, qué bien, y esta cosa de que la Historia lo absorberá, ¿Qué contestamos?

Líder integérrimo: ¿Y eso?

Secretario: Pues que a los que no absuelve la Historia los trata como aspiradora, barre con ellos.

Líder pulquérrimo (a un diccionario antiguo, mi conductor de masas): Conmigo no barre nadie. He tenido la amistad de los habitantes de la silla, de Porfirio Díaz a Felipe Calderón. A mí la Historia me hace los mandados. Por eso, encárgale de paso que me traiga chescos y chelas.

Miembro del presídium (en este grupo ampliaron un poquito el presídium porque nunca llegaron las masas): ¿Qué hacemos? Cada que vamos a un acto de más de 10 personas sólo nos aplauden dos y he llegado a desconfiar de nosotros mismos. Hay que hacer algo.

Otro miembro del presídium: No me explico. Los articulistas AntiPeje nos declaran "la izquierda moderna, racional y crítica", y sin embargo los pocos que nos reconocen en la calle nos insultan. Y se burlan de los melocomerciales en que aparezco. Un idiota en un artículo aseguró que estoy más lejos del carisma que una verdolaga. Entonces qué.

Tercer y último miembro del presídium: Propongo lo siguiente. Un concurso patrocinado por la Segob, el PRI y EdoMex. El tema sería: "Devuélvanle la Historia a la izquierda partidaria que cabe en un dedal", y como premio una diputación plurinominal del partido que elija el ganador. ¿Cómo la ven?

Los tres miembros del presídium (a coro, al unísono y al mismo tiempo): ¡Nada de concurso! ¡Esa diputación es mía! (Ruedan por el suelo golpeándose y felicitándose.) ¡La Historia que se la devuelvan a su abuela, pero la diputación segura nadie me la quita!

LA HISTORIA Y LA COMUNIDAD DEL ANILLO Una residencia simultánea en tres ciudades. Una disposición tecnológica tan al día que algunas máquinas las están inventando en este preciso instante. Un hombre que a cada minuto se aleja todavía más de la serenidad pasea nervioso en dos de los tres jardines simultáneos.

Ex Funcionario: Golum, fiel secretario, ¿todavía está el anillo en su sitio?

Golum: Sí, señor, exactamente junto a la banda y al ladito de una copia de la silla original que está en su otro cuarto, con la plaquita de siempre: "Aquí nunca se sentó Emiliano Zapata".

Ex Dueño de lo que cabe del Bravo al Suchiate: Oye, Golum, una preguntita: ¿Qué dice la Historia de mí? No me engañes, cuéntame. La neta.

Golum: ¿La neta?

Ex Jefe de la empresa Complotino: La neta.

Golum: Pues la Historia dice que sólo dará su opinión si le devuelven los videos en donde está felicitando a Victoriano Huerta, que le regaló unas cajas de cognac, y otro donde la Historia asegura que no hubo fraude en las elecciones de 1988. Dice que o los videos o va a decir de veras lo que sabe.

Ex Amo de la solidaridad: ¡Qué Historia tan venal y rapaz! ¿Y qué pasa con los videos? Entréguenlos.

Golum: No los hallamos, Jefe Frodo, que se los llevaron a la Cueva del Compló, y nadie sabe dónde está.

Ex: Pues amenacen a la Historia con que se le va a sacar de los Libros de Texto Gratuito, a ver si sigue con sus chantajes. Verán cómo entrega luego luego su informe elogioso de mi actuación.

Golum: Ya voy, Jefe Frodo, a cumplir sus órdenes tan serenas.

domingo, 10 de mayo de 2009

La versión correcta del escándalo

Por: CARLOS MONSIVÁIS
Lancemos, por decir algo, una hipótesis. Se publica un libro de escándalo que denuncia malos manejos, aceptaciones de sobornos, organizaciones de complots contra un candidato presidencial, escenas de fraternización entre un ex presidente de la República y una dirigente de la izquierda democrática, en fin, lo que ustedes imaginen y gusten.

El libro, perniciosamente, provoca comentarios, satura las líneas telefónicas, distrae del ocio a los políticos, se vuelve un tema inevitable porque no hay mayor dolor, lo dijo Dante, que no tener nada de qué escandalizarse. Y los medios, la mayoría de ellos al menos, se lanzan a preguntar a los involucrados en el libelo: "¿Usted qué opina de lo que dicen de usted? ¿Está de acuerdo en la descripción? Si naciera de nuevo, ¿volvería a juntarse con el autor de ese diabólico panfleto?".

¡Qué cosa tan triste! En la hora de madurez de la República hay quienes aportan confusión, calumnias, dolo. Por eso, he acudido con varios de los atrozmente mencionados para obtener la versión fidedigna de lo ocurrido. Las versiones difieren, desde luego, pero para mí tienen algo de lo que, en abundancia, sólo goza el régimen actual: credibilidad. A continuación, algunas escenas de lo que sí tuvo lugar:

Un altísimo funcionario del Estado de México

-¿Que si conocí a ese sujeto? Oigan, señores, ¿por quién me toman? Por supuesto que no, y tampoco, desde luego, nunca le entregué dinero a cuenta de unos videos que un señor me pidió le diera a su nombre

Escena en casa de un ex jefe nato de las instituciones. Presentes: el autor de las calumnias, el patriota incomprendido fuera del periodo 1988-1994 y la ex dirigente.

Doy fe: lo que viene a continuación es lo que pasó, la neta.

Ex presidente: ¡Ah, chispiajo! ¿Y qué es lo que traen con tanto sigilo?

Autor del libelo: Es un refrigerador y allí están los videos.

Ex Prez: ¿Y qué contienen esos videos?

Autor: Son grabaciones de las agonías de personajes de la historia de México: Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Benito Juárez, Porfirio Díaz, Venustiano Carranza. Allí hablan de su pasión por México y cuentan lo que van a hacer después de muertos.

Ex Prez: ¡Ah, qué interesante! ¿Algo como mi programa de Solidaridad? Recuerden: "Repartimos 434 camas en seis años y rifamos departamentos para ubicar al menos tres de ellas".

Dirigente de la hoz y el sablazo: Licenciado, usted se las sabe de todas todas y además algunas. Dígame, ¿cómo le hizo para mantenerse tan bien en su sexenio luego de la victoria transparente y legal de 1988?

Ex Prez: ¡Qué buena pregunta! ¿Estás cómoda? ¿No quieres que te preste la Silla que usaba en Palacio Nacional?

Dirigente: ¿A poco se la trajo? ¿Y a pie?

Ex Prez: ¡Qué buen humor!

Dirigente: Es el humor de las mujeres incorruptibles en la política, es el humor que va a tono con la dignidad de las fuerzas progresistas, es el humor autorizado en la asamblea 14 mil 244 de mi partido, un humor que denuncia las injusticias laborales en Wal-Mart.

Ex Prez: No hagas publicidad que están grabando y me van a multar. Déjenme ver los videos

Autor: Señor, nosotros no somos mercaderes. El material se lo regalamos, pero el refrigerador cuesta 430 millones.

Ex Prez: ¡Caramba! Ustedes sí son patriotas

Dirigente: Licenciado, usted fue un gran gobernante de la burguesía parásita, como decía yo de niña, y por eso me atrevo a hacerle una pregunta: ¿qué se siente cuando a uno le ciñen por vez primera la banda presidencial?

Ex Prez: La emoción no cabe en las palabras, así que voy a rentar un departamento para que quepa.

Dirigente: ¿Ya ve la diferencia entre el humor ramplón de la burguesía y el mío fresquecito y regocijante?

Ex Prez: ¡Ah, chispiajo! Tú siempre haciendo que se rectifique el rumbo de la República. ¿No quieres probarte la banda presidencial?

Dirigente: No, licenciado, porque a mí desde niña me enseñaron el valor de los símbolos, y nadie ni usted me va a despojar de ese patrimonio.

Ex Prez: ¿De cuál patrimonio?

Dirigente: De haber sido niña

Dirigente y Ex Prez: ¡Jura que nunca serás desleal!

Autor: ¡Lo juro!... Cae un rayo, lo reduce a cenizas, y los sobrevivientes se van a leer la obra completa de Carlos Cuauhtémoc Sánchez.

domingo, 3 de mayo de 2009

Definiciones en tiempo de cuarentena

Por: CARLOS MONSIVÁIS
Es frecuente redactar un artículo sin saber a dónde se quiere ir; es más inusual hacer un texto ignorando el punto de partida. Esta circularidad de las seguridades extraviadas es usual en estos días de asueto, cuando la información abunda en cierto sentido, pero es reiterativa y a momentos digna de la falta de confianza, algo no tan común y porque no es fácil hacerse digno de la falta de confianza, lo que antes era lo más sencillo. Dos imposibilidades a la hora de las estadísticas: inspirar confianza y garantizar la falta de confianza.

Se atraviesa por la fase 5 de una crisis de salud mundial, y por doquier se observan las medidas precautorias, los rostros de aflicción distendida de los altos funcionarios (una tregua de las preocupaciones urgentes), la confusión que desemboca en la pregunta cotidiana: "¿Me podrían decir qué está pasando?". Todo tiende a la inmovilidad en el vértigo de las alteraciones psicológicas y todo conduce también a la autopsia de las declaraciones oficiales.

"Miré los muros de la patria mía/ si un tiempo fuertes ya desmoronados,/ de la carrera de la edad cansados,/ por quien caduca ya su valentía". Versos magníficos, ¿pero qué tienen que ver? En rigor, muy poco; en esta temporada lo que tiene que ver con algo es una excentricidad porque, repito lo ya sabido, la amenaza de la pandemia es muy real, las medidas a seguir son prudentes y ni los muros de la patria se han desmoronado por entero ni hay en la experiencia reciente muros fuertes. ¿Qué le vamos a hacer? La población es disciplinada, pero el manejo de la información es feudal.

Veamos momentos del caos. "¿Por qué en México sigue muriendo gente y en el resto de los países no se ha confirmado ningún fallecimiento?". Responde el secretario de Salud, José Ángel Córdova: "Porque aquí siguen llegando tarde". Miguel Ángel Lezana, director general de Vigilancia Epidemiológica, contradice al presidente Calderón: "De los 152 casos de muertes sospechosas de haber sido causadas por el virus de la influenza sólo existe la confirmación plena de siete, ni siquiera de 20, como también se había asegurado oficialmente. Y el resto. El resto sólo huele a influenza". Sospecha que de las 152 muertes anunciadas sólo sean atribuibles a la influenza 10 o 20, y justifica "toda esta alarma mundial" porque "era la única manera de actuar; si no lo hubiésemos hecho así, en vez de 30 muertes podríamos haber tenido 3 mil".

Las cifras no están enfermas sino convalecientes. Córdova se enreda, exige una ortodoxia clínica inaugural para reconocer cada caso de lo que fue "influenza porcina" y hoy es "influenza tipo A". Las cifras son asistidas y reposan con discreción para volver a la carga en busca de seres persuasibles. ¿Cuántos muertos? ¿De qué murieron los que en esta ocasión no son muertos sino fallecidos? Cunden en cada hogar las sensaciones de espera, y todo indica que la población habita el espacio de los puntos suspensivos

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Lo pidió el Presidente: las familias deben aprovechar la oportunidad única, podrán verse frente a frente y no aglomeradas frente a la tv, enviada por el demonio para impedir la convivialidad. Tiene razón, es hora de discutir los problemas de la vida, una familia es un conjunto de normas, preceptos, sesiones fotográficas, reuniones en torno a bodas y nacimientos, viajes al hospital en ocasiones infaustas

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Un gran riesgo de los asilados en casa es volverse "estatuas de sal": desmoronarse al mirar hacia atrás o pensar retrospectivamente y querer recordar lo oído. Los diálogos son circulares: "No entendí lo que dijo el funcionario./ Es que le pusiste atención y es lo peor que se puede hacer./ Pero si no le pongo atención corro el riesgo de entenderlo./ Eso es lo que a él le molesta, que te fijes en lo que dice, que no es la función de los ciudadanos./ ¿Y él cómo sabe que me estoy fijando en lo que dice?/ ¿Y tú cómo puedes estar seguro de que no le entendiste?/ ¿Me estás acusando de calumniador?/ Te estoy acusando de extraer conclusiones en un momento en que eso no está a la orden del día./ ¿Y qué está a la orden del día?/ Ponerse a la disposición de las circunstancias".

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Los tiempos cambian porque los virus mutan. ¿Cuándo se habían visto tales maromas? Se acabaron los sitios fijos; por eso, por cuidadoso que sea el desciframiento de los mensajes oficiales, sólo debe creerse en las cifras al instante de oírlas; luego, hay que recordarlas con cariño porque ya estuvieron en nuestro miedo o en nuestro alivio, que para el caso es lo mismo. Una cifra que se interpreta de múltiples maneras es una cifra que vale la pena. Al día siguiente o a las cuantas horas otra cifra la desplaza y nadie debe ofenderse. Recuérdese la canción: "Que duró solamente lo que dura una cifra". Y si eso le pasa a los datos duros, o no tanto, ¿qué se puede decir de las interpretaciones? La información fluye, pero no por los caminos habituales, sino por los de inducciones y deducciones. Allí, en la especulación, se halla la verdad y si ésta cambia de persona a persona, de medio informativo a medio informativo, y de funcionario a funcionario, tanto mejor. Una verdad sedentaria es ya puro anacronismo.