domingo, 23 de agosto de 2009

Cuando el destino se sigue de frente

Por: CARLOS MONSIVÁIS

Anuncio del GDF (agosto 2009)
“Febrero 2010: La CIUDAD puede quedarse SIN AGUA. La Ciudad de México vive la peor sequía en su historia. Sólo queda agua para LOS PRÓXIMOS 6 MESES. No es una advertencia, es una realidad. Ahorrar agua depende de ti. ¿CUÍDALA!”

La distopía, la utopía negativa, es ya la moda, la profecía y el estado de ánimo en el territorio de la ciencia-ficción en cine y literatura. Baste recordar un puñado de películas: Cuando el destino nos alcance, el título inmejorable de Soylent Green, la película de Richard Fleisher sobre la sociedad que canibaliza a sus muertos; El día después de mañana, sobre las catástrofes provocadas por el calentamiento global; La noche de los muertos vivientes, el filme de George A. Romero sobre los cadáveres que emergen destructivos y antropofágicos de las radiaciones nucleares; las decenas de películas donde la humanidad no tiene por qué salvarse; Farenheit 451, la novela de Ray Bradbury y el filme de Francois Truffaut, sobre la persecución de libros y lectores (Farenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel); el nuevo ícono, el virus de origen desconocido que llega como nuevo torbellino de fuego a destruir las masificadas Sodoma y Gomorra; los incontables filmes en un futuro donde la única señal de comportamiento humano es la violencia extrema (la saga de Star Wars, con el robot como la conciencia moral y Darth Vader como el villano que le hacía falta a las representaciones anquilosadas del mal), y todas las cintas en donde, al final, sólo queda una pareja entre ruinas, acariciando la posibilidad de poblar de nuevo la tierra; la interminable historia de Terminator, con Sarah Connor, la madre que debe salvar al salvador de la humanidad, John Connor…

Todo es pesadumbre, desconfianza en cualquier forma de progreso que no sea autodestructivo, confianza en que la presente (la generación que está en las salas de cine o atiende el DVD) es la última generación feliz del planeta porque es la última que creyó que el futuro estaba delante, y que el presente aún no se veía devastado. Pero el saqueo del planeta ha cambiado el sitio de la distopía, que ve visiones ambulatorias de un porvenir hecho a imagen y semejanza de la guerra nuclear o bacteriológica a un mañana hereda las consecuencias del presente derruido. La moraleja es obvia: la culpa es del pasado que eliminó el porvenir.

Hay desde luego en la clase política herederos del Cándido de Voltaire, incapaz de concebir algo que lo aleje de la felicidad, así por ejemplo, el presidente Felipe Calderón que el 19 de agosto critica a los que difunden una imagen negativa de México de un país donde prevalece el caos y la inseguridad. “Hablar mal del país es para muchos, no sólo un esfuerzo cotidiano, hasta de eso viven… Hay que hablar con objetividad de las cosas que tiene México, que sí ofrece nuestro país. En la medida en que se multiplique este esfuerzo por mostrar con claridad y seguridad las enormes ventajas que tenemos respecto de otros países y regiones, por mostrar verdaderamente lo que somos capaces es la manera en que se construirá, precisamente, el futuro del país”.

Todo depende de las palabras. Las realidades no cuentan, los pleitos literalmente morales por el agua en las comunidades campesinas, el robo de pipas de agua en Iztapalapa, el énfasis desdeñoso y autoritario del director de Conagua. Esto no existe porque si uno lo dice habla mal de México, un país que florece, magnífico en los informes, y luego no se reconoce en el desastre. Según Calderón, en México prevalece la armonía y la seguridad. Es cosa de hallarlas, de no desesperar, en algún sitio deben encontrarse. Hable bien de México y luego aplauda seis veces seguidas con la vista fija en el Oriente y vendrá el arcoíris y encontrará la olla llena de orden y fin de la violencia.

Hace tres décadas el novelista Frank Herbert dio a conocer Dune, la primera novela de una serie donde el elemento primordial, el objeto de las guerras, el secreto del imperio planetario es el agua, que existe en un planeta contenido en animales inmensos que surgen de la arena (se recomienda no ver las dos atroces versiones fílmicas que vuelven la novela un cuento de hadas, lo que a lo mejor sí es). Dune, filmada en México, corresponde a una literatura distópica cada vez más centrada en el agua, la redención que se aleja. (Ya lo escribió José Gorostiza: “Agua, no huyas de la sed, detente”) A la literatura se han sumado las exhortaciones de los gobiernos del mundo y el llamado a respetar el líquido precioso y siempre lo que imperaba era la indiferencia disimulada, que se conformaba con la emisión de comerciales: “Una gota de agua nos está quitando el sueño”. Y había festivales del agua y declaraciones de tempestad en vaso de agua y así sucesivamente.

De pronto la distopía desde el Gobierno: “La ciudad de México vive la peor sequía en su historia. Sólo queda agua para los próximos seis meses. No es una advertencia, es una realidad”. ¿Y qué pasa ante este aviso escalofriante? Por lo visto, en las redes internas y externas de la sociedad el tema no existe. Ya se beberá cuando se acabe, mientras concentrémonos en la política o en hablar bien de México o en ignorar la gravedad de la sequía. Preocuparse ahora es ya fraccionar la pesadilla, operación neoliberal que todavía no encuentra los empresarios debidos. Alguna solución se encontrará, colonizaremos Júpiter donde el agua abunda o cambiaremos las exigencias anatómicas o veremos la próxima película distópica.

viernes, 21 de agosto de 2009

Narcoabogados

Por: CARLOS MONSIVÁIS
¿Cómo se multiplica una actividad profesional de inmenso riesgo? Por una variedad de motivos ya entrelazados, en los que intervienen la gana de aventuras, el afán monetario, las presiones del medio, las lealtades regionales, el desempleo, los vínculos amistosos y, en primerísimo lugar, el sentirse (en este caso, sinónimo de "el saberse") dispensado de las consecuencias trágicas de la profesión.

Desde hace tres décadas por lo menos se acrecienta la actividad de algunos abogados penalistas, magníficamente pagados, lo que al parecer es más que suficiente. Defienden a defraudadores, asesinos, ladrones en gran escala. Y, una profesión sigue los pasos de una actividad masiva, a los narcotraficantes. El reciente asesinato en un centro comercial de Monterrey de la abogada Silvia Raquenel Portillo resume este proceso gremial.

Silvia Raquenel trabaja cerca de dos penalistas especializados en la defensa de narcos: Agapito Garza Treviño y Leopoldo del Real, ambos asesinados, ambos expresiones inalterables del abuso, la violencia, la prepotencia. Del Real, monstruoso en su ejercicio de la impunidad, se dedica al cobro de deudas y para obtener el pago, por ejemplo, hace que sus pistoleros desnuden a una mujer en la calle o secuestren a un deudor moroso y lo bañen en excrementos. Éstos son los maestros del oficio.

Según Ricardo Ravelo en Los narcoabogados, uno de los volúmenes de su serie indispensable sobre el narco, al morir Garza Treviño Raquenel asume el compromiso del despacho. A lo largo de un cuarto de siglo, se ve envuelta en la turbulencia de expedientes, juzgados, cárceles, compra de voluntades de distintos tamaños, agentes del Ministerio Público, directores de prisiones, celadores, agentes judiciales, jueces, enviados de fuerzas desconocidas o que simplemente emergen de la oscuridad, periodistas, amenazas, informaciones detalladas sobre operaciones gigantescas

Raquenel (en este caso el apellido es más personal que el nombre) consigue clientes, inicia su defensa de traficantes de marihuana y viaja por el país. Y tiene problemas de conciencia. Ravelo refiere uno de ellos. Raquenel busca a su amigo, el padre Raúl Morales Santamaría, y le describe la situación en que se encuentra. El sacerdote, también su confesor, la ilumina:

- "Hija, a veces los caminos que tú crees que son los que debes tomar no lo son. Dios tiene los tuyos para ti. Mucha gente deposita en ti la confianza y su fe en su libertad. Habla siempre con la verdad. Todo esto es un reto. Vienen para ti épocas muy difíciles, muchas de ellas por tu forma de ser porque no sabes quedarte callada. Ten fe y sigue adelante".

Hasta donde se entiende, don Raúl la encamina beatíficamente a su destrucción.

Raquenel consigue como cliente a José Carlos Reséndez Bermúdez, cerebro financiero del narcotraficante Juan García Ábrego. Raquenel obtiene su libertad, que es también su ruina. Perseguido por García Ábrego, que lo considera un traidor en potencia, éste huye y en su desesperación visita a su abogada, a la que le entrega un portafolio de piel:

- Ahí le dejo eso -dijo Reséndez colocando un bulto amarrado con ligas sobre el escritorio. Eran 350 mil dólares.

- Espéreme, don Carlos, yo no le estoy cobrando nada. No puedo aceptar esto.

- A ti te debo mucho y nunca me cobraste. Con nada te puedo pagar lo que has hecho por mí.

A García Ábrego, por informaciones de Reséndez a la PGR, lo capturan en Nuevo León y lo deportan a EU. Muy amenazado, Reséndez contrata los servicios de Raquenel para que le ayude a volverse testigo protegido, lo que la abogada consigue. Reséndez presumiblemente cuenta todo lo que sabe. Y a Raquenel los deudos del ya preso García Ábrego la acusan de haber recibido 3 millones de dólares. Ella alega sólo haber recibido sus honorarios. De allí en adelante todo es sucesión de clientes tan incómodos como ella, y manejo del miedo, el elemento que Ravelo sitúa en el centro de su historia. El miedo es la mayor sensación de vida, el miedo es lo que separa a los narcos de la irrealidad de sus vidas. El miedo la guía durante los atentados y los "avisos" como la explosión en su despacho. Y en 1998 sufre el gran atentado en el Hotel Imperial del DF a cuenta del Cártel de Juárez en busca de un maletín que ella lleva, supuestamente con 2 millones de dólares. Que nunca aparecen. Ella, a los 52 años de edad, se confiesa ante la prensa:

"No es cierto que tenga mucho dinero. Lo más que he ganado son 350 mil dólares. Me los pagó Reséndez Bermúdez. Me los gasté con mi familia. Soy madre soltera, soy la hija que más dolores de cabeza ha dado en mi casa, no me he quedado con ganas de nada. He hecho lo que he querido. Le he faltado a Dios en todas las formas. Le falté a mis padres, le falté a mi hija porque no le di un padre. El día que más lloré fue cuando estaba en el hospital y me vi todas las heridas. Al fin mujer, soy vanidosa. Estaba yo toda abierta de la panza".

Ravelo la interroga a fondo:

- ¿Procede el amparo contra la muerte? ¿Qué va usted a hacer cuando le dicten esa sentencia?

- Apelar, no le tengo miedo a la muerte. No procede el amparo. No utilizaré ese recurso. Hay uno más eficaz que no falla.

- ¿Cuál?

- El perdón.

Los narcoabogados, de Ricardo Ravelo, es un documento impresionante y bien narrado de esa realidad que la gran mayoría sólo entrevemos en reportajes y libros. Raquenel sufre cuatro atentados, recibe un (fallido) tiro de gracia, difunde la inminencia de su muerte, se mueve siempre escoltada, pero no obtiene el recurso eficaz. En Monterrey el perdón no la alcanza y allí el tiro de gracia no fallido es el final de una carrera, si así se le quiere llamar, donde la fama suele ser el anticipo de los epitafios.

domingo, 9 de agosto de 2009

Profecías que se cumplirán por sorteo

Por: CARLOS MONSIVÁIS

La Secretaría de Hacienda no cobrará impuestos por concepto de puertas y ventanas, sólo por techos y pisos aunque sean de tierra.

A los que no quieran pagar la luz alegando el alto costo, la CFE les ofrecerá una promoción de electroshock gratis.

El dirigente Jesús Ortega impartirá cursos de carisma electoral en el PRI patrocinado por el PAN. Primer tema: “Cómo ganar elecciones con un solo voto: el del Tribunal Electoral”.

El presidente Felipe Calderón dirá un discurso en el que no aparezcan reminiscencias de infancia y juventud, reflexiones sobre la familia, consejos para manejar con elegancia sin estornudar, recomendaciones para llegar a casa sano y salvo después de una sesión mediática, enredos sintácticos que obligan a adjudicarles las frases al discurso de junto, salvaciones personales de los males del planeta, elogios a su Gobierno, a su persona, a la sabiduría de su Gobierno… Nomás será un discurso, pero sus colaboradores lo esperan con ansiedad.

El secretario de Trabajo defenderá el derecho indiscutible de la clase obrera a no cobrar salarios para fortalecer el peso.

El secretario de Trabajo apoyará el derecho de los empresarios a no pagar impuestos para corresponder a la decisión obrera de no cobrar salarios para fortalecer las monedas de 10 pesos.

El secretario de Trabajo aceptó la promesa de las monedas de 10 pesos a no devaluarse mientras dure la crisis. Al ser informado de un hecho desconcertante: las monedas no tienen poderes anímicos, el secretario de Trabajo cesará de inmediato al encargado de Relaciones Públicas con la Economía Popular.

El secretario de Desarrollo Social ya no insistirá en manejar clientelas luego del resultado de las elecciones del 5 de julio de 2009. Ahora promoverá cursos sobre “Agradecimientos, una dimensión del espíritu” y “No votes por reciprocidad a los pequeños obsequios, vota porque se fijaron en ti, oh, mísera criatura”.

El Partido Verde, siempre lleno de idea que nunca expresa por modestia, luego de su exitosa exhortación a favor de la pena de muerte, desatará su siguiente campaña: “Que no entierren a los delincuentes ajusticiados en su camposanto. No merecen la compañía de los justos”.

El Poder Judicial en pleno decretará: a partir de ahora en todos los casos, excepción hecha del de faltas a la moral y las buenas costumbres, no hay delito que perseguir. “Si se persigue a los delitos, explicaron, se les crean sentimientos de culpa, y los delitos son más peligrosos que los delincuentes”.

El sociólogo Juan Diego García Lorenzo, de la Universidad Anáhuac, presentará en el primer Congreso de Sociología al servicio del Estado y de Dios (no en ese orden) una muy interesante ponencia: “El diezmo, la otra tributación fiscal obligatoria”. Don Juan Diego sostiene que sin la entrega del diezmo todo dependería de las limosnas “y Dios no es un mendigo”.

Jaime Gómezhuerta Huertagómez, del PAN, llevó al Congreso de Guanajuato iniciativa innovadora: llevar a la cárcel a las mujeres que aborten desde el momento de la concepción. “Habrá servicios de vigilancia que examinen a las mujeres preñadas en el momento mismo de serlo. Si el examen almamétrico revela su tendencia al aborto se les detendrá de inmediato para que los productos no corran riesgos”.

“Nadie se ha robado el petróleo de la paraestatal”, explicaron las autoridades competentes (que alguna debe haber), “se evitó que las antiguas manías del populismo continuaran boicoteando la privatización”.

Según la indagación mensual de la empresa Confía en mí y no rezongues, el resultado de la encuesta sobre Buenas Costumbres Mentales probó: a) 99% de los interrogados calificó a la pobreza de actitud voluntariosa de los holgazanes que exigen que el Estado les dé todo nomás por su linda cara como si la tuvieran, sin preocuparse antes de hacerse la cirugía plástica. El prerrequisito de la pobreza, argumentó un encuestado, es la existencia de la filantropía. Otro entrevistado, muy colérico, le echó la culpa a los pobres de promover el contraste con los ricos, la única clase productiva de la nación, como bien dijo el héroe epónimo Vicente Fox.

Enrique Peña Nieto, gobernador emérito del Edomex, hará caso de las críticas y no intentará comprar conciencias (las que encuentre) ni se promoverá en tv ni en las revistas de sociales (en portadas, porque muy pocos leen las páginas interiores) ni en los espejos (en este último espacio mediático no hay seguridad de que don Enrique logre retirarse). A cambio, Peña Nieto sólo se presentará en tv cuando haga falta (varias veces al día) y sólo hará gala de su maravillosa vida familiar cuando haga falta (varias veces al mes, porque la gente es muy olvidadiza). En el capítulo de las conciencias, don Enrique (Peña Nieto, lo repetimos porque la gente es muy olvidadiza) ya no comprará ninguna, a menos que localicen algún opositor recalcitrante, algo más que improbable.

domingo, 2 de agosto de 2009

La novedad de lo de siempre

Por: CARLOS MONSIVÁIS

¿En qué vas a invertir las tres cuartillas de tu artículo? ¿En opinar de la situación política nacional? ¿Y qué vas a decir, que sea un aporte?... ¡No!... Tacha eso del partido que volvió no obstante el daño histórico que hizo durante décadas. Ni es novedad ni regañando a los votantes avanzas demasiado, ni es una explicación satisfactoria responsabilizar de la vuelta del priismo a Calderón o a su Gobierno, para eso estaban. Y también quita tu sentencia, justa pero ya muy vista, sobre la iniquidad de los señoríos feudales de Mario Marín y Ulises Ruiz. Denuncias y protestas se han multiplicado, pero al góber precioso y al góber rijoso los han protegido el PRI, el PAN, una parte de la dirigencia del PRD y el Gobierno de Calderón, distinto a su manera de las acciones de Calderón; en la competencia por ver quién es más ineficaz, cada día varía el rating: hoy aventaja el Gobierno por el manejo de la economía, aunque Calderón no es de los que se dan por vencidos fácilmente. Así que cálmate y fíjate bien en lo que redactas, porque a estas alturas ya no puedes salir con que el regreso del PRI es una afrenta, sin que te preguntes: ¿hubo compra masiva de votos? Si es una elección adquirida por dinero, ¿quién lo suministró y quiénes aceptaron que recibir no es pecado, el pecado es no comer?

Ya te veo venir con todo tu falso ingenio. Vas a hablar de Enrique Peña Nieto y a recordar todas las anécdotas sobre las funciones neuronales de su copete, el organigrama inmóvil y de cómo una trayectoria política se erige sobre las portadas de las revistas de sociales, la popularidad ahora viene del éxito y el éxito de la TV y en la TV no hay ideas que valgan ante los patrocinadores. Y no lances una diatriba contra la venta de tiempo y la manipulación. Peña Nieto no gana por la repetición de su imagen sino por la repetición de las imágenes en los billetes. Como galán de telenovelas él tal vez la haría en Cuarentañera pero los comerciales serían para él una competencia ruinosa. Así es que cancela esa parte de tu artículo; la política ahora no consiste en proyectos sino en productos, y Peña Nieto es uno que anuncia milagros, como corresponde a las campañas que deberían usar como spots, únicamente parábolas.

Todo momento político requiere un protagonista, y esta vez tocó al Producto Peña Nieto, cuya superficialidad es una trampa porque si la crítica se dedica a denunciarla, se queda varada en lo superficial. Si la esencia del producto es la apariencia, la crítica no lo alcanzará. Así que desiste, es una pérdida de tiempo o de frases. Y tampoco, oh, dioses de Tenochtitlán, insistas en que el PRI compró la elección, porque si es cierto, ¿qué queda por hacer ante un país todavía atado al cordón umbilical del clientelismo? No, no me interrumpas, ya sé que la metáfora es horrenda, pero te la recomiendo porque es mejor que “un país deformado por el poder de la compra al menudeo de las mayorías”. En fin, haz lo que se te antoje.

No me salgas con que “Ya todo está dicho, pero como nadie recuerda hay que decirlo de nuevo”. O no salgas con que el deber de un articulista es hacer el artículo porque a la revolución todavía le falta tiempo de maduración.

Pero qué esfuerzo más desdichado el tuyo. En un descuido y sólo para fastidiarme, vas a proponer una encuesta sobre antipatías electorales y vas a poner a competir a Calderón con su Gobierno. No son la misma cosa, entiende. Calderón, “haiga sido como haiga sido”, conquistó la Presidencia, o se la quedó, y su Gobierno se encontró con la mesa servida, las encuestas de postre y un grupo de fieles que siempre dirían que fuera de sus artículos comenzaban los peligros para México. Calderón corrió riesgos, su Gobierno no. Y está la otra hipótesis, según la cual el Gobierno, por su condición misma, sufre más riesgos, y Calderón, por ser él solo y tener responsabilidades consigo mismo, está a salvo y sólo tiene enfrente el juicio de la historia. Pero no te aflijas, mejor proponte otras disyuntivas fatales: ¿en 2010 habrá más desempleados que habitantes de México? ¿La conmemoración del bicentenario se traducirá en más juegos de artificio que discursos sobre el padre Hidalgo? Si por una puerta entra Benito Juárez y por otra el emperador Maximiliano, ¿a quién saluda primero la buena sociedad? Esos son dilemas, aunque claro, a estas alturas todos interrogan por la supremacía en el desastre de Calderón o del Gobierno de Calderón.

Ya no sabes qué hacer para terminar el artículo porque te rompí tu esquema de regaños al pasado, al presente y al porvenir, los tres malos alumnos en todo articulista. Imagino que en esta parte dirías: “Se ha derrochado muchísimo dinero en el IFE, mientras esa institución, que podría llamarse Instituto Fallido del Estado, regala millones a sus multados, y se tarda lo suficiente como para favorecer las mañas de Demetrio Sodi”. Sí, por allí ibas, te conozco como si fueras distinto a mí, y por eso me apresuro a elogiar tu derecho al lugar común. Todos tenemos nuestro archivo de lugares comunes; es el depósito de reflejos condicionados de la palabra que nos permite circular en sociedad sin riesgo. Sé que estás a punto de emitir una condena al Tribunal Electoral por su docilidad ante… ¿ante quién, ante Calderón o ante el Gobierno de Calderón? Que no son lo mismo lo dicen las noticias. Así, por ejemplo, Calderón acusó al ateísmo del crecimiento de las adicciones, y sin embargo todavía no hay un edicto real en el que se aumente la pena de aquellos infractores de la Ley que, además, no crean en Dios. Calderón habló de la anormalidad de las madres solteras y pidió a la sociedad comprensión y ayuda para las familias disfuncionales que subvertían (la palabra no es suya) la armonía social. Pese a esto, el Gobierno no ha prohibido partos de mujeres que no estén acompañadas de sus legítimos esposos ni ha exigido que se cancelen las exhibiciones de TV de Nosotros los pobres, la apoteosis de la familia disfuncional: padre soltero, hermana prostituta, hija que ignora la identidad de sus padres, novia con padrastro marihuano… Si eso no es romper la armonía social…

Perdona que quiera evitar tu jogging de lugares comunes; por eso ganan las imágenes, porque aunque se repitan no son tan repetitivas como los bloques verbales. A ver, ¿qué ibas a decir de los derechos humanos? Para que veas, ahí siempre tiene caso la repetición, y… Ya sé que el lugar común es un puente entre dos reflexiones malogradas. Y, otra vez, no me resuelves qué es más contradictorio y fallido: Calderón o el Gobierno de Calderón. Si tienes una respuesta no se te olvide situarla en tu próximo artículo.