domingo, 19 de julio de 2009

Lo que se perdió para siempre

Carlos Monsiváis

19 de julio de 2009


La maquiladora del ingenio de los candidatos
—Te diré que cuando la conocí no daba un quinto por ella. Y la conocí desde hace mucho porque es mi hermana, y crecimos juntos, íbamos a las mismas escuelas, y por más que hice no pude ignorar sus limitaciones, las suficientes como para que sus novios me pidiesen siempre que los acompañase, para no quedarse a solas con ella y sus reflexiones. Así que me tomó de sorpresa saber del éxito de su empresa. Como que no me la creo todavía. Imagínate. Comenzó con un dinero que le prestó mi papá de su pensión (a riesgo de parecer parricida, te diré que no creo que la pensión de mi papá alcance para su forma de vida y sus carrazos y sus viajes, a menos que sea pensión de la Secretaría de Hacienda). Mi sister alquiló un despacho más bien modesto en el Centro Histórico, hazme favor, y allí esperó a los clientes que no llegaban. Y con razón. ¿Quién iba a ir al Centro a consultar su horóscopo político?

Hace seis meses, con la vista puesta en las elecciones de julio de 2009, mi hermana se mudó de look, contrató un modista exclusivo, y le dio otro sablazo a mi papá que, de nuevo, le prestó de su modesta pensión ya una cantidad maciza. El resultado: despacho en Polanco, tecnología para dialogar con el siglo XXII, muebles posmodernos, computadoras hasta en el elevador, lo que se te ocurra. Y con un cambio de giro: se olvidó del horóscopo político, y se concentró en la “arquitectura visual de los triunfadores”. Le dije: “Oye, no seas tan irresponsable. ¿Quién te contó que sabes algo de nada?”. Me miró feo y me respondió: “Tú métete en lo que te importa, que yo no digo nada de que siempre duermes solo”. Hirió mi orgullo y le dejé de hablar. A ella qué fregados le importa si a mí no me da la gana ligar.

Mi mamá me ha ido contando luego del asunto. Miriam se inventó lo de “arquitecta visual de los triunfadores”, porque se dio cuenta, o alguien le informó, de que los políticos, tan seguros que se ven, siempre traen en la mente su desempeño escolar y eso los tortura. Y requieren consejos, apoyo, estudios del perfil adecuado, selección del tinte para el cabello, renovación del lenguaje corporal (caminar como John Travolta en Hair), estilos de saludar (besar a la mamá como si llevara un niño a cuestas), manejo esbelto del frotadero de mejillas, lo habido y lo por haber. Y sin embargo, al principio Miriam tampoco la hizo, había demasiada competencia, necesitabas para persuadir del ceceo franquista, y te insisto, la oyes hablar y lo que menos le confías es el cuidado de tu osito Teddy.

¿Qué pasó entonces? ¿Cómo le hizo para ser la asesora cuya prosperidad terminó hace unos días? ¿En dónde encontró su mina de oro? En una cualidad que para mí era su peor defecto: es una boba irremediable, se ríe de todo, todo le hace gracia de veras, sin forzarse. Cuando éramos niños, mi papá dejó de contar chistes a la hora de la comida, porque mi sorella se reía tanto que a nadie le quedaban ganas de hablar. Un día fue a comer un cura bastante solemne y aburrido, que le decíamos el padre Letal, y contó una historia mortífera de un viaje suyo a Tierra Santa, y de cuando alquiló un borrico para revivir la experiencia del Maestro y entrar a Jerusalén aunque sin palmas. Mi hermana creyó que el relato era un chiste y se lo celebró a carcajadas. “¿Y quién iba encima?”, le preguntó. El cura no volvió a la casa, mi mamá no le habló a Miriam durante un año y nosotros tuvimos que soportar sus explicaciones: “En serio, creí que el padre Letal estaba echando relajo”.

Y le sirvió esa facilidad innata para localizar la gracia de los seres más pesados. Se dio cuenta de que si tomaba como inmensos chistoretes las frases de los políticos, éstos se sentían halagados y la seguían frecuentando. Y de pronto... ¡la inspiración! Que se modernizaran e hicieran del humor el eje de sus campañas. Que ensayaran con ella sus chistes para los programas de tele. ¡El exitazo! Lo que le dijeran le pareció macanudo, destornillante, superduper. Los políticos, estremecidos por sus carcajadas, se fascinaban, memorizaba sus propios chistes y contrataban con su despacho. Y por supuesto, la llevaban a todas partes, porque si su risa no arrastra las demás, por lo menos el ruido sigue en el lugar del mitin ya cuando no hay nadie.

Debo aceptar el hecho: mi hermana inspiró la catástrofe de la actual campaña. Convenció a sus clientes derechistas de sus dones naturales para el humor y el chiste y los tuvo haciendo sketches, tomando clases con los políticos en retirada que ahora trabajan en fiestas infantiles, bailando, imitando artistas. Y como les festejaba todo, los hipnotizaba y los persuadía a continuar por el rumbo de la comunicación corporal, gestual y humoral. Incluso los encuestólogos usaban risámetro para medir la popularidad. No lo dudo: ella sola es la mayor responsable del tono fúnebre de estos meses.

* * *

Hay que admitirlo: a casi ningún político Dios le otorgó la facultad de hacer reír voluntariamente, lo que en la campaña de 2009 se hizo ver con demasía. En el Cinturón del Rosario, el granero electoral de la derecha, las tácticas de mi sister fueron funestas. Persuadió a sus entenados de campaña de darle un toque alivianado al aspecto, y les mostró encuestas de otros países. El resultado: el primer día de campaña, varios se presentaron en tanga, sin tener, por así decirlo, las disposiciones corporales objetivas (uno sí, pero estaba tan borracho porque quiso darse ánimos que salió al templete sin tanga, y ahí se le ausentaron las disposiciones objetivas). Y lo que sigue fue el acabose, mira que a estas alturas seguir con el numerito coreográfico de “Macarena”, nadie bailaba y uno de sus candidatos se resbaló, cayó fuera del templete y sigue con una fuerte conmoción cerebral. Ay, Macarena.

Los priístas los alentaron para que siguieran ese camino fúnebre. Los perredistas ni se enteraron porque el líder, un tal Ortega, se empeñó en llevarse el partido enterito a su casa para que no lo fueran a despojar del mando. Y en las zonas donde el conservadurismo había triunfado, no entendieron cómo se debilitaban las campañas de odio, que eran su fuerte, a favor de exhibiciones de contramoda y de sesiones de strippers por el decoro. Bueno, mi hermana cobró un buen, y ya se verá en la siguiente campaña de 2012.



Escritor

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